Por Bonaparte
Gautreaux Piñeyro
La consigna nacional, la que debemos
adoptar todos es: soltar las muletas, las sillas de ruedas y todo tipo de cubre
faltas a la minusvalía política dentro de la cual vivimos.
Por supuesto, la minusvalía tiene
defensores quienes airadamente presionan, argumentan y fuerzan jugadas para
mantener el mingo dentro de la mesa, aunque la bola camine sobre el borde del
billar.
Durante años hemos sufrido el aumento
constante, permanente, sin prisa pero sin pausas, del costo de la vida.
Las muletillas están presentes en casi
toda la actividad económica que se ajusta a los requerimientos, a las
ambiciones, a las incesantes agallas permanentemente insatisfechas de
políticos, profesionales liberales, obreros (especializados o no), mecánicos,
albañiles, choferes…
Adecuábamos una casa recién comprada, mi
Miriam le señaló al trabajador que raspara la pintura de una ventana y que NO
la pintara, que la dejara al natural.
En la tarde cuando Miriam fue a recibir
el trabajo, el trabajador, muy orgulloso del resultado de su labor, había hecho
exactamente lo contrario: pintó la madera de la ventana.
La minusvalía se manifiesta desde los más
bajos niveles de trabajadores, hasta los médicos, ingenieros, abogados,
periodistas, que, aunque están avalados por un título universitario, ejercen
sus profesiones de manera descuidada, en contra de los intereses de la
sociedad, del derecho a la vida y de los intereses de sus clientes o pacientes.
El panorama nacional indica que nos hemos
acostumbrado a las muletillas, sin que sea necesario emplear esos artefactos.
Nos han forzado a buscar alternativas
(muletillas) para resolver problemas tales como el suministro de energía, el
país posee un parque residencial de generación eléctrica con un nivel de
kilovatios equivalente a no sé cuántas plantas del sistema nacional.
El derroche de dinero en vehículos privados
de pasajeros, es fruto de que no hemos sido capaces de organizar un transporte
público confiable, decente, higiénico y barato, pero hay una muletilla pútrida
en el subsidio a choferes y transportistas mediante la entrega de combustibles
a los sindicatos.
Las soluciones a los problemas se
resuelven con políticas muy claras: subsidios a industriales, ganaderos,
choferes de transporte de pasajeros y de carga, exoneraciones a profesionales,
a medios de comunicación, a clínicas y hospitales, permisos de importación de
alimentos en beneficio de asociaciones de comerciantes y un largo etcétera.
Mientras, el país desperdicia la energía
solar, la energía del viento, la energía que genera el paso de los ríos, la
posibilidad de instalar pequeños dínamos a lo largo del curso de las aguas cuyo
potencial despreciamos.
El gobierno gasta y malgasta, resuelve
con muletillas, con el aplauso de los pocos que se benefician de ellas. El
panorama que se avizora en el sector de los combustibles no se resuelve con
muletillas, se resuelve con soluciones inteligentes.
Bonaparte Gautreaux P.
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