Santo Domingo.− El ex presidente de la República, Hipólito
Mejía, responde a severamente este
miércoles al abogado, político y funcionario Marino Vinicio Castillo.
La respuesta por escrito,
disgustado por las recientes afirmaciones de un hijo suyo, en el sentido de que
está detrás de una campaña de descrédito para que destituyan a su padre del
cargo de Director de Ética e Integridad Gubernamental.
Anexamos el texto de las declaraciones del Presidente Hipólito Mejía,
titulada “Una respuesta a Pelegrín
Castillo y a su padre”
Pelegrín Castillo,
diputado e hijo del doctor Marino Vinicio Castillo, se atrevió a decir que
tengo una campaña de descredito para que destituyan a su padre del cargo de
la Dirección de Ética e Integridad Gubernamental.
Pocos hombres en la
historia han sido capaces de crear su propia campaña de descrédito como lo ha
hecho Marino Vinicio Castillo a lo largo de su vida.
Primero, enfrentó en su
natal San Francisco de Macorís a quienes, muerto Trujillo, salieron a las
calles a demandar libertad, a lo cual la respuesta de Vincho fue crear y
dirigir una banda de paleros para golpear, amenazar y atemorizar a quienes
contribuían a crear la democracia en el país.
Luego viajaba al vecino
país, Haití, y participaba en lugares donde se juntaban prostitutas, bandidos y
borrachones y en una pelea de cafetines resultó extrañamente muerto su
compañero de farras, nada más y nada menos que un antiguo miembro del tenebroso
Servicio de Inteligencia Militar, donde reunió Trujillo a todos los chivatos,
torturadores y asesinos. Por eso el refrán: dime con quién andas y te diré
quién eres.
Como parte del perfil de
si mismo, creado a fuerza de irrespetos y barbaridades, se recuerda su
"hazaña" de interrumpir la misa en la catedral de La Vega con un
grupo de mujeres borrachas, llevadas allí para dañar la solemnidad religiosa
que se celebraba.
Vincho, difamador y
hombre de actuaciones turbias, se ha dedicado a labrar su imagen de persona
capaz de cualquier bajeza, por eso fue el ariete que intentó denigrar la justa
fama del doctor José Francisco Peña Gómez, cuyo papel protagónico en la
política nacional corroyó el alma envidiosa del doctor Castillo, quien no pudo
ser el ejemplo de honradez, dignidad y reciedumbre moral del líder del Partido
Revolucionario Dominicano.
Vincho es el hombre que
se atrevió a imprimir una Gaceta Oficial falsa, hecho hasta entonces inédito en
la historia nacional, para justificar el robo de la victoria electoral de 1978
al PRD y además uso grabaciones captadas ilegalmente por el gobierno para
presentarlas en la vil defensa que hizo Castillo de lo indefendible.
Más recientemente, en el
ejercicio poco ético de su profesión, siendo funcionario del gobierno en la
parte ética, sirvió de abogado a los banqueros que usaron los depósitos del
público para embarcarse en una carrera de gastos desenfrenados que llevó esos
bancos a la bancarrota.
Dentro de su creencia de
que nada vale nada y de que siempre se saldrá con la suya difamó al
ingeniero Hernani Salazar, pero esta vez no le resulto puesto que fue
condenado por la Suprema Corte de Justicia al pago de una indemnización.
Su más reciente hazaña
consiste en mentir, dejar de lado, rehuir consignar haberes en la declaración
de bienes que debe prestar como funcionario público, y a los datos que se han
presentado objetivamente, aún no ha respondido, y sospecho que no podrá
responder porque no hay argumentos que hagan mella a los documentos que fueron
ofrecidos a la conciencia nacional.
Su hijo Pelegrín olvida
que aunque los perros le ladren a la luna, “ofende quien puede, no quien
quiere” y nunca se debe escupir para arriba.
¿Cuál ha sido el papel
de Marino Vinicio Castillo como titular de la Dirección de Ética e
Integridad Gubernamental? La de mudo que calló durante la feria de los millones
que realizó su discípulo y seguidor Leonel Fernández durante su gobierno de
ocho años.
Vincho, con su silencio,
se ha convertido en cómplice de la corrupción de Leonel Fernández y su equipo
de acompañantes. Esa corrupción, denunciada y debatida hasta la saciedad, la
calló y la ocultó conscientemente el doctor Castillo, de la que no habla ni se
atreve a hablar, se anda por las ramas haciendo insinuaciones contra personas
honestas, empresarios de fama bien ganada y profesionales millones de veces más
serios que él y que sus hijos.
Ahora sale su hijo
Pelegrín a hablar de responsabilidades y acusarme de estar detrás de esas
investigaciones. He dicho y repito aquí que ya quisiera yo ser el impulsor de
esos trabajos periodísticos. Yo felicito a los periodistas que han trabajado
esas informaciones y a los que las han divulgado. Creo que son personas que
gozan del aprecio y el respeto del país, por el bien a la higiene moral del
país que han hecho.
Sólo se puede realizar
una campaña contra una persona cuando la misma goza de crédito y reconocimiento
de la sociedad. Y ese no es el caso.
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