Por
JUAN T H
La
suerte del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), parece estar en las manos
del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que controla todos los organismos
de poder del país, incluso la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior
Electoral, que deciden, quién gana elecciones y quién dirige un partido de
oposición.
El
PLD logró destruir al otrora poderoso Partido Reformista y convertirlo en una
entelequia corrompiendo a sus principales dirigentes con cargos en el Estado y
otras prebendas. El partido de Balaguer es hoy una especie de “comité de base”
del oficialismo.
Lo
mismo sucedió con los llamados “partidos emergentes” que no son más que
franquicias de oportunistas y vividores que decidieron no trabajar y ser parte
del robo y el saqueo del que es víctima el pueblo dominicano, con pocas
excepciones.
Posteriormente,
el PLD decidió “entrarle al PRD” para destruirlo, dividirlo y debilitarlo de
tal manera que no pudiera “levantar cabeza” nunca más para lo cual han
utilizado a Miguel Vargas, que al llegar Hipólito Mejía al poder en el 2000
estaba virtualmente quebrado económicamente, pero que al salir del cargo,
cuatro años más tarde, había multiplicado los panes y los peces como un milagro
divino, algo muy común entre los políticos del patio.
Miguel
Vargas es hoy en el PRD, lo mismo que Carlos Morales Troncoso en el Partido
Reformista desde hace algunos años.
Miguel
Vargas cometió el mayor acto de traición al PRD en más de 70 años de historia
al firmar el “pacto de las corbatas azules”. El pacto con Leonel Fernández y el
PLD, con la anuencia de Danilo Medina, lo llevó a trabajar para impedir que el
candidato de su partido ganara las elecciones.
Su
traición fue burda y descarada. Cumplió su misión cuando Danilo Medina fue
proclamado “ganador” de los comicios. No conforme, visitó al presidente de la
Junta Central Electoral para darle un reconocimiento por el trabajo realizado
en contra del PRD y de su candidato Hipólito Mejía.
El
apoyo de Leonel y del PLD a Miguel Vargas, incluyendo a Danilo, es más que
evidente. Las sentencias del Tribunal Superior Electoral favoreciendo al señor
Vargas, no me dejan mentir.
El
sector de Hipólito cayó ingenuamente en la trampa legal acudiendo a los
tribunales creyendo en un sistema de justicia inexistente. (La sentencia de
Mariano Germán, presidente de la Suprema Corte de Justicia en el caso del
mequetrefe senador de Baní, Wilton Guerrero, es solo una muestra)
El
problema, lo he dicho y lo he escrito muchas veces, no es jurídico, es político.
Esos tribunales jamás fallaran a favor del sector de Hipólito a menos que no se
vean obligados por la fuerza de las masas enardecidas.
Hipólito
visitó a Danilo con una nutrida comitiva integrada por personas honorables. Más
atrás fue Luís Abinader. No sé a qué. Miguel Vargas, a través de Leonel,
cabildeó lo suyo para también ir a Palacio. La mayoría de sus acompañantes
debieron avergonzar a los dignos militantes del PRD. Al día siguiente Miguel
visitó a su socio y jefe, Leonel, para que no quedara duda de la continuidad
del “pacto de las corbatas azules”, ni de su traición al PRD. ¿Y que hizo
Leonel? Burlarse de Miguel y del PRD. Eso hizo. “Yo le deseo suerte al PRD,
pero quiero que gane el PLD”. Eso dijo, muerto de la risa. (Mientras sean
Leonel y Danilo quienes decidan el destino del PRD, olvidémonos del Tango, que murió Gardel)
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