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EL BUENO, EL MALO Y EL FEO


Por JUAN T H
“El bueno, el malo y el feo”, es el título de una película de vaqueros estrenada en el año 1966 que toda la gente de mi generación vio más de una vez, dirigida exitosamente por Sergio Leone y protagonizada por Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, que se desarrolla durante la guerra de sucesión de Estados Unidos que se libró durante los años 1866 y 1865, entre el Norte y el Sur. La banda sonora o música, de Ennio Morricone, resultó tan o más famosa que el film.
Los tres personajes, trúhanes, andan en busca de un tesoro. No se quieren entre sí, pero se necesitan para lograr el objetivo de encontrar el oro que los hará rico para toda la vida.
Escuchando la música de esta película el pasado lunes asocié el título con algunos personajes de la política en nuestro país. De acuerdo con una extraña encuesta publicada por el periódico Hoy, muchos piensan que Leonel Fernández es el malo de la película, de ahí el rechazo de la gente.  (Apenas un 11 % de popularidad).
Muchos creen, incluso dentro del PRD, que  Leonel es el malo, Danilo el bueno y que Hipólito, al que culpan de todo, es el malo.
Y no es así. Leonel no es el malo, Danilo no es el bueno, ni Hipólito el malo…
Leonel y Danilo no son ni buenos, ni malos, son socios en la búsqueda del tesoro que es el Estado. Ninguno quiere al otro, pero se necesitan. Tienen un acuerdo para mantenerse en el poder indefinidamente para lo cual han establecido una dictadura constitucional que se afianza con el control de todos los poderes públicos, incluyendo los poderes fácticos.
No olvidemos que durante los primeros  años de gobierno del PLD que encabezó Leonel, Danilo fue su estratega político. Sus contradicciones posteriores fueron económicas, no políticas, ni ideológicas.  El tesoro que buscaban “el bueno, el malo y el feo” se estaba quedando en las manos del “bueno”. “El malo”, que andaba en el mismo caballo, aspiraba obtener parte de los beneficios del tesoro.
Ambos, Leonel y Danilo, convertidos en mancuerna, decidieron, junto al equipo estratégico de comunicación e imagen,  presentar ante la opinión pública a Hipólito como el malo de la película, a lo que se prestó una parte del PRD, aprovechando la crisis producida por la quiebra fraudulenta de  algunos bancos privados.
En realidad Hipólito nunca fue el malo. Al contrario, fue una víctima. Y lo sigue siendo de algún modo. Durante la campaña electoral enfrentó todos los poderes del Estado, incluyendo la Junta Central Electoral, los poderes fácticos, los recursos del Presupuesto Nacional, más la traición de Miguel Vargas y su grupo. Y con todos esos factores en contra obtuvo un 47 % de los votos. ¡Una proeza! Y si hubiera pactado con Leonel, como se lo propuso, incluso semanas antes de las elecciones, hoy fuera el presidente de la República. (Y todos los ladrones presos, no en sus cargos y en sus casas como están)
Danilo no quiere una salida satisfactoria en el PRD. Le conviene que siga el tranque, que continúe la división. Creer lo contrario es ingenuidad política.

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