ATISBANDO
Publicado
en el periódico HOY el 25 de enero del 2014
Por Bonaparte
Gautreaux Piñeyro
El
jueves encontré a un amigo reforzando la puerta corrediza que da al patio
trasero de su casa, cuya pared divisoria tiene tres metros de alto y contestó a
mis preguntas de esta manera:
Aquí
tenemos alarmas para puertas y ventanas.
Hemos colocado cámaras en
lugares estratégicos, en especial en la entrada y salida de la casa y tenemos
un perro que nos entrenan para que duerma en la casa.
¿Y no
tienes armas? Le pregunté. A lo que me respondió: poseo una pistola y una
escopeta.
Le
recomendé que como en su casa viven sólo su esposa y él, siempre será
preferible el uso de la escopeta puesto que acertar con una pistola es cosa de
práctica y experiencia.
Felizmente
el amigo adquirió esas armas cuando aún era posible, antes de que el Partido de
la Liberación Dominicana decidiera poner el precio de las armas legales en
China, o más allá, en beneficio del tigueraje,
el narcotráfico, los mata-policías, los asaltantes que asesinan a cualquier
comerciante mediano o a una persona que retira una suma considerable de un
banco, a quien asaltan y asesinan
si entienden que puede
reconocerlos.
Aún
con todo el aparataje con que mi amigo resguarda su seguridad, decidió
electrificar la elevada verja de su casa y, además, contratar un guardián que
vigile a todo el que entra y a todo el que sale, especialmente en horas de la
noche.
Ya
dejó de ser noticia la fotografía de colmados forrados con verjas de hierro que
despachan las mercancías a través de una ventanilla similar a la que usaban los
bancos en el pasado o en las oficinas de correos.
Dia
si y el otro también, la prensa publica fotografías que pudieran ser las de
ayer, las de hace un mes, o las del año pasado, de una o más personas muertas a
tiros por asaltantes que los asesinaron para robarle o que dispararon al azar
mientras huían y una de las balas mató a un ciudadano o ciudadana inocente, o
puede que a un niño o al policía que acudió a proteger el vecino atacado por
los delincuentes.
No
hay lugar del país donde nada más se haya cometido un asalto, un robo a mano
armada, no lo hay, si usted lo sabe hágamelo saber, me alegraré mucho y le
sugeriré que los vecinos del lugar se unan en comité de vigilancia barrial para
que se mantengan libres de maleantes, a tiros limpios si es preciso.
Adquiera
un arma, como sea, aprenda a usarla. Úsela sin pensarlo ante los delincuentes,
ellos tienen a flor de labios una sola palabra cuando asaltan: mátalo, mátalo.
Falta
voluntad política para atacar de manera seria y permanente la violencia y el
delito.
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