Puntos de vista
Escrito por Eduardo Sanz Lovatón
Para Listín Diario
Mientras más avanza la crisis que afecta
el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), más se preocupan los sectores de la
vida nacional. El diálogo, el entendimiento y hasta la negociación política no
se pueden descartar, pues es justo reconocer que frente al cuadro institucional
que se vive en nuestro país cualquier solución meramente jurídica pondrá al PRD
muy a merced de los designios de los intereses del Partido de la Liberación
Dominicana(PLD).
Cualquier pronunciamiento que no
reconozca esa realidad pecaría de ingenuo. La situación es clara, o nos ponemos
de acuerdo o nos gobierna el PLD. Esa realidad es dura, desagradable, pero al
mismo tiempo es objetiva. La misma golpea a quienes laboramos por lograr un PRD
fuerte, abrazado de su esencia. ¿Qué podemos hacer? Lo primero es entender el
problema. En el PRD hay dos bandos. Uno es mayoritario y el otro está aferrado
a una legalidad provisional. El bando mayoritario necesita la legalidad para
canalizar las aspiraciones de sus masas y dirigentes. El bando “legalizado”
necesita la legitimidad que tiene la mayoría para poder hacer de cualquier
proyecto suyo uno con posibilidad real de poder y con claros ribetes de
independencia del PLD, que hoy no tiene.
Podrá haber traslados de un bando para el
otro. Algunas figuras tendrán buenas intenciones, pero acuerdos que no sean
integrales y que no aborden: Los grandes temas disciplinarios. La dirección
ideológica del partido. Y las siempre importantes metodologías de elección
democrática, no pasarán de pasajeros titulares periodísticos. Algunos
dirigentes de la parte que ha sido “legalizada” se aferra a los símbolos
partidarios como principal argumento frente a los que desean ser candidatos a
posiciones en el 2016. La estrategia es que vengan a los símbolos o quédense
fuera del pastel. Justo es reconocer que aunque primitiva y clientelar esta
estrategia tiene certeza táctica en un panorama político como el nuestro. Ahora
bien, esa certeza táctica deviene en error estratégico. Una boleta constituida
de esa manera por soldados obligados y no inspirados, está condenada a la
derrota. Además, esa pobre realidad es lo que tiene el PRD que variar. Esa
forma de hacer política es lo que nos tiene en un país donde la mentira es
verdad y donde cualquier príncipe de la corrupción es un héroe. La esencia del
PRD es cambiar esa mordaza por la libre competencia que nos regale mejores
congresos y mejores gobiernos.
Ignora la estrategia del ‘ven a los
símbolos’ o ‘quédate fuera del pastel’, que hay una sociedad no política que
nos observa y que es la real mayoría. Los partidos políticos son una parte
minoritaria de la población que por las estructuras que soportan concitan el
apoyo en el momento de las elecciones. Eso no es eterno ni es inmutable. El PRD
ha sobrevivido a todos sus avatares puesto que ha sabido casarse con las
aspiraciones de un pueblo que quería libertad frente a Trujillo, democracia
frente a Balaguer y cambio frente al PLD. Esa mística y las promesas del mañana
convocan a legiones de hombres y mujeres de todas las edades a resistir:
Resistiremos en todos los tribunales. Resistiremos en los organismos del PRD.
Resistiremos en el alma de los perredeístas. Resistiremos en las calles.
Resistiremos en las universidades. Resistiremos en las ciudades del exterior.
Resistiremos hasta que llegue el momento para que a la real mayoría se nos
permita expresar. En ese momento veremos si hay expulsados o si hay acuerdos
con el PLD. Ese momento llegará. Exhortamos a todos los miembros del PRD aún a
los que consideramos equivocados a entender que salvando nuestro partido
salvamos nuestra democracia. Nos podemos perdonar, nos podemos entender y
podemos gobernar. Lo que nunca podemos si aspiramos al juicio de la historia y
la herencia de nuestros fundadores es a rendirnos. Tome el tiempo que tome, no nos
vamos del PRD, no nos van del PRD y seremos victoriosos.
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