ACENTUANDO EL DEBATE
Hay una explicación para los ataques
despiadados en el orden político, jurídico y hasta personales que recibe
constantemente Hipólito Mejía del PLD, de algunos periodistas y desde el
interior de su propio partido. Los embates coinciden en la aprobación a las
decisiones, intenciones y propósitos de Miguel Vargas Maldonado por esas
entidades, personas y medios.
Algunos hechos y situaciones, entre
tantas que se pueden citar, bastan para resumir lo que está sucediendo.
Por ejemplo, lo que aconteció en la entrada de la Casa Nacional del PRD el día
27 de Enero fue “un desorden provocado por vándalos encabezados por el ex
Presidente Mejía” y no la reacción de la masa mayoritaria de dirigentes y
miembros del PRD cuando abusivamente eran impedidos de entrar a su local. Este
incidente ha sido ampliamente manipulado por los adversarios de Hipólito Mejía.
La JCE después de su indiferencia total
ante el abrumador uso de los recursos públicos y de las fuerzas militares y
policiales durante todo el proceso electoral para facilitar el triunfo del PLD,
ha continuado su parcialidad negando toda instancia que favorezca a Hipólito
Mejía. Negarse a intervenir en el
conflicto interno del PRD, no es otra cosa que evadir irresponsablemente su
obligación de tener que dar la razón a la parte que el Presidente de ese
Tribunal no desea dar ganancia de causa. El TSE, en la misma sintonía, se agrega con la negación
constante a emitir un veredicto justo ante los recursos llevados a ese Tribunal
por el ex Presidente sobre el conflicto interno del PRD, lo que se traduce en
afianzar el control de Miguel Vargas sobre ese partido.
Para descalificar el gobierno de
Hipólito Mejía solían utilizarse los términos; “El peor gobierno que hemos
tenido”, “el más corrupto”, “propició el
narcotráfico”, “responsable del déficit bancario”, etc. Estos calificativos se abandonaron porque los gobiernos de
Leonel Fernández pudieron superar el sentido de cada expresión. Sin otro
sustento, los adversarios de Hipólito, aun se aferran al empleo sardónico del
inocuo y extemporáneo término, “PPH”, tratando de satanizar a quienes fueron
sus componentes.
Existen razones políticas que respaldan
esta animadversión. Por una parte, Hipólito es el único ex Presidente con vida
que tiene el PRD. Esto crea condiciones invaluables, traducibles en aval
electoral para cualquier dirigente político, el cual, los adversarios tienen la
obligación de contrarrestar. Hipólito Mejía fue candidato en el año 2012 y sacó
el 47% de los votos, conduciendo el PRD a ser el partido más votado,
enfrentando a un candidato peledeísta con todos los recursos del Estado a su
favor, una JCE parcializada en su contra y hasta se dijo que el Presidente de
su partido mandó a votar por el PLD (así lo hizo su propia esposa por las redes
sociales). El resultado que obtuvo, explica un arrastre electoral que ningún
adversario político puede ignorar. El ex Presidente Mejía mantiene una alta
valoración entre los perredeístas y si ha sufrido alguna merma como resultante
del conflicto interno, es una situación temporal, superable en una eventual
candidatura suya.
Estas realidades, el inmenso carisma y
la capacidad de trabajo de Hipólito Mejía cuando se trata se emprender una
campaña electoral, las sabe Leonel Fernández, la dirigencia del PLD, Miguel
Vargas Maldonado y todos sus voceros mediáticos. Solo esa proyección que la
realidad política del país le ofrece a Hipólito Mejía, justifica que el posible
candidato del PLD para el 2016, la dirigencia del PLD empeñada en mantenerse en
el poder, los organismos electorales que responden a Leonel Fernández y la red
informativa comprometida con los fines peledeístas, ataquen tan
inmisericordemente a Hipólito Mejía. Son esas mismas razones las que explican
el apoyo, las justificaciones y la aprobación que dan esas entidades y personas
a todo lo que hace y dice Miguel Vargas Maldonado, aun se trate de la peor
insensatez política.
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