Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Aunque
el “fachadismo” actúa como un espejismo convertido en realidad, la verdad es
que en la República Dominicana de hoy vivimos un allante que permite confundir
a muchos que dicen y les
conviene creer que viven en
un Estado de derecho.
Los
escenarios han sido montados con tal propiedad que tenemos un gobierno donde
los tres poderes del Estado funcionan “independientemente” bajo la separación
en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial.
Pero
he ahí que tales poderes son perfectamente dependientes y forman parte de un
engranaje de dominación con el avieso propósito de quebrantar las voluntades
libres que actúan y quieren actuar en nuestra sociedad.
Esta
gente del Partido de la Liberación Dominicana juega una partida en la cual la
nación ha sido pervertida por la corrupción del grupo con más hambre de poder,
dinero, bienes adquiridos como sea, sin los escrúpulos de aquella conciencia
que dejaron en los sueños de las aulas de la universidad.
En
todo lugar, en toda ocasión, la gente critica, maldice, se encorajina,
manifiesta su descontento, su disgusto, su rechazo a la política que permite el
control de todos los instrumentos de poder: la no persecución judicial de los
delincuentes del partido de gobierno y sus cómplices.
Apena
ver cómo hay una aparente aceptación de la imposición de un partido que compra
votos y votantes dándole migajas al pueblo, jugando con la voluntad popular
mientras, como llamó Joaquín Balaguer
a su alter ego Juan Bosch, actúan como “demagogos con cara de
redentores”.
Pero
dentro de su afán de dominación política no les basta tener el control de los
tres poderes principales, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, sino que también
juegan a manejar el país sin que ninguna nube les quite el sueño ni anuncie
agua, para lo que trabajan en destruir la oposición política.
Lo de
ahora es una dictablanda que mantiene una vitrina dentro de la cual todo parece
estar en orden, pero se trata de un orden que emana de aquella frase de la caverna
que reza: “tranquilidad viene de tranca”
El
juego político se ejerce hoy dentro de la bajeza del cieno, de la aguas de
albañal. La nación debe despertar, aún es tiempo.
Tenemos
que ver en nuestro entorno cómo nos ponen el dogal, para tirar de cada uno de
nosotros, como si se tratara de bueyes cuya única misión sea la de tirar de la
carreta y soportar la garrocha que nos obligue a que apuremos al paso.
Una
fuerza centrípeta empuja en dirección a destruir el Partido Revolucionario
Dominicano labor en la que colabora gente que descaradamente dice una cosa y
hace lo que le conviene al enemigo.
Bonaparte
Gautreaux P.
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