Por
Félix Santana García
Recientemente el superintendente
de bancos de la República Dominicana afirmó que la tasa de interés en el país
está en su mejor momento al tiempo de que la cartera de préstamos asciende a
RD$650,000 millones.
También afirma que la
indicada cantidad está distribuida en el sistema bancario dominicano, compuesto
por 16 bancos múltiples y 16 bancos comerciales de banca múltiple.
Precisó que la tasa de
interés de los préstamos hipotecarios, que en la actualidad tienen disponibles
seis mil millones de pesos, oscila entre 8 y 9% y los de consumo, entre 12 y
18%.
En otras informaciones
provenientes de las autoridades monetarias del país se da a conocer que las
tasas de interés en el mercado se han reducido en aproximadamente 200 puntos
básicos y los préstamos al sector privado en moneda nacional se han
incrementado en casi RD$17,000 millones.
Y que ha habido
expansión de los préstamos al sector privado en moneda nacional, al pasar de un
crecimiento interanual de 3.5% en diciembre de 2012 a un crecimiento
interanual superior a 11% al cierre de junio 2013.
Todo lo anterior se lee
y se oye color de rosas y que supuestamente el fluir del dinero de los
intermediarios financieros hacia los diferentes sectores de la economía se
realiza de forma expedita sin ningún trauma o escollo llevando al país a una
situación envidiable en lo que concierne a la reactivación de la economía que
aún se percibe paralizada.
Si fue así como las
autoridades monetarias y financieras afirman que gracias a la política
monetaria laxa el país va viento en popa, entonces no se estarían cerrando
muchos negocios que no soportan la inactividad comercial por la falta de
circulante en mano del público.
No es inteligente decir
que hay un aumento de dinero, que el mismo está llegando a los sectores
demandantes del mismo a tasa activa muy atractiva cuando se sabe que en muchas
instituciones financieras mantienen las tasas activas por encima del 25%
promedio.
¿Qué comerciante, en su
sano juicio, tomaría dinero prestado cuando todo el mundo sabe que el consumo
ha disminuido significativamente, que aunque el dinero baje de precio a tasa
fija por 5 o 6 años de plazo, este tendrá que pagarse mensualmente aunque las
ventas y las utilidades de los negocios disminuyan?
Solo un enajenado mental
o un comerciante carente de cultura financiera total se podría arriesgar a
tomar dinero prestado cuando su retorno no está ni mínimamente asegurado ya que
todo préstamo se lleva a cabo mediante un acto contractual el cual contiene
cláusulas que obliga al prestatario a pagar dicho dinero, llueve, truene o
vente.
No es nada nuevo que las
tasas de interés no pueden imponerse medalaganariamente ya que esta se
establecen mediante la oferta y demanda del dinero y que los factores que influyen
en estas son: oportunidades de producción, preferencias en el tiempo de
consumo, riesgo e inflación.
Por lo general las empresas se endeudan más cuando las tasas de interés son realmente bajas, cuando las buenas oportunidades para invertir son abundantes o cuando ambas situaciones se presentan a la vez y nada de lo anterior se está dando en la actualidad debido a la contracción económica que aún persiste.
Por lo general las empresas se endeudan más cuando las tasas de interés son realmente bajas, cuando las buenas oportunidades para invertir son abundantes o cuando ambas situaciones se presentan a la vez y nada de lo anterior se está dando en la actualidad debido a la contracción económica que aún persiste.
Se reciben informaciones
que se pueden comprobar de que los préstamos otorgados con fondos de los
RD$20,000 millones de la flexibilización del encaje legal no han ido a nuevos
prestatarios sino a aquellos que originalmente tenían créditos a tasas de
interés más altas y por su buena relación con empleados de los bancos con los
cuales negocian han logrado sustituir prestamos de tasas altas a tasas de
interés de un 9% fijas por 6 años.
De manera que ahora
mismo las condiciones no son favorables para tomar dinero prestado ya que el
desempleo y la pobreza, la falta de circulante reinante, no incentivan ni la
producción ni el consumo, incrementándose el costo de capital promedio
ponderado de las empresas.
Por lo que se deben
mejorar las condiciones de vida de los dominicanos para que esta situación se
revierta, de tal modo, que haya una mayor demanda del crédito y se democraticen
dichos recursos en beneficio de todos los sectores de la vida económica del
país, evitando con ello su concentración en personas y sectores favoritos.
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