Por JUAN T H
Hay que ver la manera cínica y desfachatada como los depredadores
de los bienes del Estado se burlan de la pobreza y la ignorancia del pueblo
dominicano, al que le arrostran sus fortunas viviendo como jeque árabes, príncipes,
reyes y faraones.
Juan Taveras Hernández, el autor |
Usted los ve en los más
exclusivos restaurantes con amigos, esposas o amantes. Tienen helicópteros,
aviones jet, apartamentos en las torres más costosas, mansiones de veraneo y
cuentas millonarias en pesos, dólares y euros. Nada les falta. Todo le sobra.
Al que todo le falta, y nada le sobra, es al pueblo que apenas
recibe las migajas del poder usurpado cada cuatro años, cuando esos bandidos
salen a comprarle su dignidad y su decoro para que voten por en las elecciones
que ellos mismos organizan, legitimando así el robo y el saqueo.
Tanto acumulan cada cuatro o cada ocho años, que pueden comprar,
como en efecto, el Congreso, la Justicia y los demás poderes del Estado,
incluso los mediáticos. De esa manera aseguran su impunidad.
La Constitución de la República, ni el código penal, se hicieron
para los corruptos de la política. Las leyes son para aplicárselas a los
miserables que roban chucherías, y que luego la policía mata en “intercambio de
disparos”.
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, antiguo socio y
abogado del ex presidente Leonel Fernández,
dice que en el país hacen falta jueces por la cantidad de trabajo
pendiente. Y que hace falta dinero para
hacer más eficiente la justicia. Lo que hace falta, creo, es un sistema judicial honesto dirigido por
gente idónea, no por políticos con toga y birrete protegiendo vulgares
ladrones.
Hace falta un Ministerio Público independiente encabezado por un
abogado sin compromisos partidarios ni vínculos con los depredadores y desfalcadores
de los bienes públicos. Hacen falta jueces capaces de condenar a los políticos
desfalcadores no importa cómo se llamen ni qué posición tengan o hayan tenido.
Hacen falta fiscales y jueces probos, comprometidos con las leyes
y la justicia, que no sean miembros del Comité Central o el Comité Político del
partido oficial, que no sean amigos, socios o relacionados de funcionarios
corruptos, como sucede actualmente.
El Partido de la Liberación Dominicana ha instaurado una dictadura
constitucional y mediática adueñándose de todos, absolutamente todos, los
poderes del Estado. Ha corrompido abogados, periodistas, médicos, contadores,
ingenieros, arquitectos, agricultores, alcaldes, regidores, diputados,
senadores, sindicalistas, empresarios, buhoneros, chiriperos, artistas clásicos
y populares, dirigentes de la “oposición”. Nadie se ha quedado sin bailar en la
fiesta de la perversión y el despilfarro. Unos
más, otros menos, de tal modo que pocos pueden lanzar la primera piedra.
Como todos estamos en la misma fiesta, unos en el centro, otros en
los laterales, los poderosos, los que se roban 130 millones de dólares sin que
nadie los acuse, los que montan Fundaciones millonarias con el dinero del
presupuesto nacional, los que compran elecciones para reelegir el robo y el
desfalco, se burlan del resto impunemente.
A esos delincuentes no hay un fiscal que lo investigue, ni un juez
que lo condene. Ellos están protegidos por guardias y policías, fiscales y
jueces, periodistas y medios de comunicación. Ellos están blindados. El sistema
de justicia los protege de todo mal. ¡Hasta del mal de ojo!
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