La
verdad es que Leonel Fernández habla como el que defeca y no lo siente. Dice
cualquier mentira o cualquier disparate, conscientemente, convencido de que no
habrá consecuencias, dada la ignorancia o indiferencia de los dominicanos.
Elogia
“el memorable discurso” de Danilo Medina, sobre todo en la “forma digna” en que defendió el
interés nacional en el caso de la Barrick Gold.
La
dignidad que a usted, señor Fernández,
le faltó cuando negoció el contrato con la Barrick permitiendo que el
país recibiera tres, de cada cien dólares, de tal manera que la empresa
recuperara su inversión en menos de tres años, lo cual no tiene precedente en
ningún país del mundo.
Esa
es la dignidad que le faltó también al presidente de facto del PRD, Miguel
Vargas cuando instruyó a sus legisladores aprobar ese contrato tan perjudicial
al interés nacional.
Es
la dignidad que le faltó al Congreso; a los señores y señoras que con fervoroso
entusiasmo aplaudió el discurso de Medina, pero que con igual entusiasmo
aprobaron el contrato, sin leerlo siquiera. En vez de aplaudir debieron meter
la cabeza en un hoyo y decir: ¡Tierra trágame!
¿Con
qué calidad moral usted, señor Fernández, habla de dignidad cuando usted
cabildeó de mil maneras con los senadores y diputados para que le dieran el
visto bueno al convenio con la Barrick?
¿De
qué dignidad habla usted, señor Fernández, cuando apenas el año pasado usted se
puso un casco de ingeniero para visitar las instalaciones de la mina en Pueblo
Viejo, Cotuí, para respaldar esa empresa ante las protestas populares,
resaltando las bondades y los supuestos beneficios que recibiría el país?
¿Dignidad?
¿Qué es para usted la dignidad? ¿Encabezar los gobiernos más corruptos que ha
tenido la República Dominicana en toda su historia? ¿Es digno haber endeudado
el país más que todos los gobiernos en la historia? Usted, señor Fernández, no
puede hablar de dignidad, ni de decoro, ni de
defensa del patrimonio de la nación. Usted no puede hablar con dignidad
sobre Juan Bosch, y mucho menos sobre el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte,
porque usted negó el pensamiento y la acción de esos grandes hombres. ¡No
hable, cállese!
Si
usted tuviera un poco de respeto por los ciudadanos de este país, estaría en
una cueva en silencio, esperando el juicio por lo menos de la historia, ya que
usted se blindó en la justicia para impedir terminar donde merece.
Sobre
el discurso de Danilo –que me perdonen los que aplauden con delirio- no
entiendo como dice que la Barrick es una empresa seria, como tampoco comprendo
–perdonen mi ignorancia- cuando asegura que la minera cadaniense no tuvo la
culpa de los términos del contrato, ni el gobierno tampoco. (¿?) Qué alguien me
lo explique. De verdad, no lo entiendo. ¿Quién es el culpable? ¿Yo? ¿Usted que
tiene la gentileza de leer este artículo?
De
todos modos, vaya mi respaldo a Danilo en lo relativo a proteger nuestros
recursos naturales. Como dijo, es “inaceptable” el contrato con la Barrick. No
estaría mal nacionalizar todas las minas del país. Y si debemos ir a los
tribunales internacionales, acudamos. El
país ganará como quiera, incluso perdiendo. El oro es nuestro. Y de nadie más,
como bien dijo Danilo. De dignidad se trata. La dignidad del pueblo dominicano,
no la dignidad de papel y de estiércol de Leonel Fernández.
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