Por
Juan T H
Detrás
del oneroso contrato de la Barrick Gold, aprobado por el Congreso a la
velocidad del relámpago porque hubo instrucciones del presidente del partido de
gobierno, a la sazón presidente de la República y del presidente de facto del
Partido Revolucionario Dominicano, unidos por el “Pacto de las Corbatas
Azules”, hay jugosos beneficios que aún no han salido a la luz pública. ¡Y dudo
que salgan!
Dicen
las buenas lenguas que el dinero corrió como torrente inagotable de agua turbia
en el Congreso. Incluso hasta se habla de una cifra, en dólares, nada
despreciable. Esas mismas lenguas respetables aseguran que el “lobismo” en el
Palacio dejó sus frutos millonarios con los cuales se puede patrocinar una
campaña electoral a destiempo.
Fue
el ministro de Industria y Comercio de ese momento quién le “sugirió” a la
Barrick invertir en los medios de comunicación y entre los “líderes de opinión”
para variar la percepción negativa en la población, consejo que fue acatado al
pie de la letra.
Dicen
que un “colega” experto en trabajar con medios y líderes de opinión recibió
cinco millones de dólares para distribuirlos entre sus pares. Es bien sabido que
algunos comunicadores nucleados en un programa pidieron 250 mil dólares
mensuales a través de un poderoso ministro, oferta que fue rechazada y luego
renegociada en otros términos.
Si
bien el contrato de la Barrick es perjudicial en sumo extremo para el país, no
así para dirigentes políticos, funcionarios al más alto nivel, congresistas,
algunos alcaldes, periodistas y medios de comunicación.
El
nuevo gobierno, en vista del déficit de
200 mil millones de pesos que dejó Leonel Fernández, no solo hizo aprobar una
reforma fiscal, sino que habló con ejecutivos de la Barrick para que le
adelantara (o prestara) mil millones de dólares. Aunque esa versión fue
desmentida, yo digo que es cierto.
Todos
los que amamos éste país estamos en contra de la Barrick Gold. Pero debo
admitir que estamos siendo utilizados como condón para presionar a la minera a una renegociación del contrato de Leonel y
Miguel Vargas.
Pero
debemos reconocer, como ha dicho el dirigente del “nuevo PRD”, y abogado de la
Barrick, que el contrato no es ilegal, pues fue sancionado acorde con los
lineamientos jurídicos del país. (Un crimen de lesa patria)
Quienes
deben responder ante el pueblo, incluso a las autoridades penales, por la firma
de un contrato tan perjudicial y dañino para el país, son aquellos que lo aprobaron más rápido de lo
que “dicen berenjena”.
Estoy
contra la Barrick. ¡Fuera del país! Pero también estoy en contra de los
que le dieron su visto bueno desde el
Palacio Nacional, el Congreso y desde la “oposición”. ¡A la cárcel! Todo el que
le cogió dinero a la Barrick que se lo devuelva. ¡Y comencemos a negociar de
nuevo pensando en el país, no en los bolsillos de algunos! ¿Y es fácil?
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