Yaqui Núñez del Risco me pidió que
organizara su negocio porque necesitaba la presencia que él no podía darle a la
empresa. Yaqui era un gran productor de dinero pero era muy desorganizado y
demasiado complaciente con un grupo de “amigotes”
Desde el primer día se produjeron cambios
en la administración del negocio en organización,
controles y eficiencia en la ejecución de las instrucciones impartidas. Todo se
hizo de común acuerdo con el personal y con la esposa del gran creador,
comunicador, productor y conductor de televisión, radio y espectáculos.
A poco de iniciar mi colaboración Yaqui
hubo de viajar al extranjero. Tenía un programa que se iniciaba a las 8:00 de
la noche.
En ese momento se publicó la obra
“Memorias de un cortesano de la era de Trujillo” de la autoría de Joaquín
Balaguer, se vendieron a velocidad de “best seller”.
El autor era Presidente de la República
en ejercicio y además actor y testigo de excepción del trujillaje, régimen que
contó con su verbo, su pluma, su talento y su capacidad de marrulla criolla
salida de la matrería zorruna, que tan bien describe Hernández cuando habla de la inteligencia de
Martín Fierro.
Antes de viajar, Yaqui nos dejó
encargados de producir el programa de esa noche a Huchi Lora y a mí.
Ávido de conocer una parte de los
secretos que poseía Balaguer leí las memorias del cortesano de un tirón, con
las pausas imposibles de postergar. Huchi no había tenido tiempo de verlo y
convinimos en que hiciera una introducción y luego se iniciara una suerte de
entrevista.
Salimos bien. El libro de Balaguer era la comidilla del país. Todos
querían saber qué decía, qué contaba, de quién hablaba. Esa noche Huchi y yo
dejamos satisfecha la curiosidad de no sabemos cuántas personas.
Cuando Huchi me pidió sintetizar las
memorias dije que el mejor título para ese libro debió ser “Memorias de un
desmemoriado” Balaguer había producido un texto para la desmemoria, para
ocultar verdades. No habló de la muerte de las hermanas Mirabal, no dijo nada
de las cárceles de tortura de la calle 40 de Villas Agrícolas y del kilómetro 9
de la carretera Mella.
Danilo Medina tampoco se refirió al
déficit fiscal heredado que oculta abusivamente con la más reciente reforma
fiscal, con los más de tres mil millones de dólares que se hizo aprobar por el
Congreso, calla y soslaya las denuncias de corrupción, anuncia, anuncia, anuncia
y recuerda aquel francés apellido Levan, que siempre se usó para engañar al
pueblo. Le van a hacer el puente, le van a bajar los precios de la comida, le
van, le van…
A Danilo hay que recordarle el refrán que
dice: nunca segundas partes fueron buenas.
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