El nuestro es el país donde lo insólito
es lo cotidiano, lo ilegal está a la moda y la injusticia quiere ser convertida en moneda de buena
ley.
Este es el país donde las palomas le
tiran a las escopeta, el país donde tengo mato a tenías.
No somos diferentes, ni siquiera en eso
somos originales, quizá somos originales en nuestra increíble capacidad de
aceptar lo inaceptable, en la facilidad con la que aceptamos o aparentemente
aceptamos situaciones de una indelicadeza palpable, manifiesta.