ATISBANDO
De palomas, escopetas, buitres y traiciones.
Publicado el
jueves 16-1-2014 en periodico HOY
Por Bonaparte
Gautreaux Piñeyro
Resulta
interesante ver cómo los caraduras y los corifeos de la amoralidad insisten en
tapar el sol con un dedo, intentando desconocer que el hablador y el cojo son
descubiertos antes de que las brisas se desmayen, pues piensan engañar a un
pueblo que conoce al ciego dormido y al cojo sentado.
Somos un país muy
especial, aunque no nos diferenciamos de los otros. Se decía que algún día las
palomas les tirarían a las escopetas. Millares de palomas pasaban sobre la
isla, muchas se posaban en los montes, hasta que el “deporte” de la cacería las
acabó. Las palomas fueron sustituidas por buitres, guaraguaos y auras que
comenzaron a disparar contra la escopetas y a defender desvergonzadamente lo
indefendible.
Aquel era el
tiempo en que la inocencia del pueblo y había tal abundancia de imaginación,
que hambre siempre hubo y hay, que los perros se amarraban con longaniza.
Fue durante la
época del “similindruño, ábreme el puño, sobre de cuánto” y entonces llegó al
poder el Partido de la Liberación Dominicana, una increíble falta de escrúpulos
y desvergüenza se esparció con el pútrido olor del vertedero de Duquesa y
tocó a tantos que actuaron como el rey de la historia que cuenta Khalil Gibran
Khalil en “El Loco”.
El gran visir le
informó al rey que un viento de locura se esparció sobre la población y todos
actuaban con una conducta fuera de sí. El rey ordenó a su ministro que
indagara de inmediato, lo cual hizo el alto funcionario, a su regreso informó
al soberano que todos estaban tomando agua del pozo. El rey, para no desentonar,
tomó agua del pozo y todo volvió a la normalidad.
La gravísima
denuncia ética, política y económica hecha este lunes revela una de las más
sucias tratativas realizadas con el propósito expreso y avieso de torcer la
voluntad popular: la compra de conciencias.
La fuerza de la
candidatura de Hipólito Mejía era tal, que a Leonel Fernández y su banda
no les bastaba con el uso abusivo e ilegal de los fondos públicos para
encaminar a los electores a que votaran por su candidato o a que se abstuvieran
de ejercer el sufragio, sino que también incursionaron en el cenagoso
terreno de la traición inducida.
¿Hay explicación
políticamente creíble y éticamente aceptable para el préstamo concedido a
Miguel Vargas, presidente de un partido de oposición, seis meses antes de las
elecciones, sin garantía sólida, sin planes ni planos de aplicación de un
crédito supuestamente para obras que dos años después no se han iniciado, que
nunca estuvieron ni siquiera en esbozo?
Esos buitres
salen hoy en defensa de la falta de ética, de la traición, del ejercicio
rastrero de la política.
Es cierto,
algunos somos ingenuos pero no pendejos.
Bonaparte
Gautreaux P. http://accionpoliticard.blogspot.com/2014/01/B.GautreauxP.html
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