Por Bonaparte
Gautreaux Piñeyro
La perversión de la democracia debe preocuparnos
permanentemente si es que queremos vivir bajo un sistema de justicia y
libertad.
Para ello debemos poner en contexto aquello de que la
democracia es el sistema donde con el voto popular se crea “el gobierno del
pueblo por el pueblo y para el pueblo”, como lo definió el inmenso Abraham
Lincoln.
Pero es oportuno preguntar ¿democracia es votar cada
cuatro años para que cambien las caras de quienes manejan la administración?
¿Es el voto el único derecho que tiene el pueblo bajo la democracia?
La democracia debe ser un estilo de vida en el cual
el pueblo tenga no sólo el derecho de elegir y ser elegido, sino un sistema que
garantice vivir sin temor porque las instituciones públicas garantizan el
respeto al derecho de cada quien.
La democracia va mucho más allá de consignar la
igualdad en textos que nacen carcomidos por el abuso, el ejercicio arbitrario
del poder, por la maldad de quienes engañan para alzarse con el poder.
Votar es el primer paso que debe dar un pueblo para
iniciar la construcción de la democracia, pero ese voto debe estar rodeado de
todas las garantías de seguridad desde antes de que se inicien las campañas
electorales.
Esas garantías incluyen el castigo real y severo a
quienes violan la majestad del voto comprando voluntades, en componenda con las
autoridades electorales, usando el poder policíaco-militar del Estado,
rebañando los empleados del gobierno para forzarlos a votar en contra de sus
deseos, amenazando y ordeñando a comerciantes e industriales con el cobro de
multas por delitos fiscales inexistentes.
Esas y otras garantías deben se ofrecidas y aplicadas
para rodear el voto popular de la seguridad necesaria para que el pueblo acuda
a la cita que lo llame a participar en nuevos comicios.
Aquí se ha seguido el librito para crear la
dictablanda que nos agobia con guante de seda y con la apariencia de que
vivimos bajo un régimen de derecho.
El fomento y creación del partido único, que copa el
Congreso, los Tribunales Superiores y el gobierno, permite que gobernantes y
politiqueros jueguen con el hambre y la paciencia del pueblo hasta que se rompa
el cántaro mientras extraen agua del pozo.
El engaño, la mentira, la traición se imponen durante
un tiempo, pero que no olviden, como dijo Lincoln: “Puedes engañar a todo el
mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes
engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
La pervertida democracia que vivimos llegó al PRD y
mejor temprano que tarde saldrán sus detentadores con la sábana por un canto.
¡Están advertidos!
Bonaparte Gautreaux P.
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