Una Guerra de Guerrilla
parece estarse produciendo en el gobierno y en el PLD. Las escaramuzas son cada vez más
evidentes. Leonel y su gente no ceden un
paso dentro y fuera del gobierno, mientras que Danilo ha comenzado, sin mucho
ruido, a posesionarse sustituyendo el cuadro económico y político de su antecesor.
Y lo hace inteligentemente sin que se vea
“como un golpeo sistemático a la gente de Leonel”. Lo hace lentamente. Hoy quita uno, luego otro…
y así sucesivamente, como algo natural, rutinario. El desplazamiento del poder
de un sector por otro.
Danilo no hace, de
momento, todo cuanto quisiera. Las circunstancias en las que llegó al gobierno
no le permiten radicalismos. No quiere tirarle piedras al pasado. Un pasado
demasiado reciente para olvidarlo. (Más de 200 millones de pesos en déficits
fiscal, una deuda externa que ronda los 30 mil millones de dólares, sin contar
el fardo muy pesado de la corrupción, narcotráfico y crimen organizado)
Hábilmente Medina arrincona a Leonel y su grupo con el
tema de la corrupción apoyado por la sociedad civil y partidos minoritarios
como Alianza País para que no pueda sacar la cara como quisiera (Casos Barrick
Gold, Sun Land, Funglode, entre otros), mientras se hace el chivo loco con la
crisis del PRD profundizada por el Tribu8unal Superior Electoral, lo que le
permite campear el temporal.
Es cierto que no ha
hecho mucho en casi un año de gestión, pero ha cambiado positivamente la imagen
de su gobierno, con su sencillez y su trato humano a la gente pobre. (Algunos
hablan de paternalismo y demagogia. La verdad es que su estilo, y el de la
“Primera Dama”, contrastan mucho con la parafernalia de Leonel y Margarita)
Como es bien sabido, hay
dos tipos de guerra de guerrilla. La urbana y la rural. En ambas la táctica es
fundamental. La sorpresa, al momento del ataque, no debe faltar porque
generalmente quienes hacen la guerrilla no tienen el poder militar de sus
adversarios. Llega un momento en que la guerrilla pasa a otro plano más
sangriento y frontal, dependiendo de la correlación de fuerza.
Aunque Danilo está en el
gobierno, no tiene el poder político y económico que acumuló Leonel en los 12
años que gobernó, 8 de manera consecutiva. Y como si fuera poco, su llegada al
Palacio Nacional se debe a la inversión millonaria que hizo Leonel, Félix
Bautista, Díaz Rúa, entre otros miembros prominentes del Clan del Comité
Político que controla el ex presidente. Pero como dicen los marxistas, nada
divide más a los seres humanos que los intereses. Y la guerra Danilo-Leonel, es
inevitable.
Danilo no quiere
alborotar las avispas. Necesita tiempo para afianzarse en el Estado. No cuenta
con la Justicia, ni con el Congreso. El PLD aun no es suyo. El poder mediático
tampoco le favorece. No puede desatar una guerra a campo abierto porque saldría
derrotado. Ha leído más de una vez “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu y sabe que
“la guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, un asunto de vida
o muerte, el camino hacia la supervivencia o la destrucción”.
Y como “el arte de la
guerra se base en el engaño”, Danilo camina lento, pero confiado. El poder y el
tiempo son sus mejores aliados. (Es frío y calculador, con un pensamiento
estratégico que no tiene Leonel)
Leonel quiere volver al
Palacio Nacional con su Clan del Comité Político y Margarita. Danilo sabe que
sería funesto para él y su grupo que apenas comienza a fortalecerse política y
económicamente.
La fábrica de
presidentes, senadores y diputados, de la que habla Leonel, no incluye a Danilo
y su gente, ni mucho menos a Francisco Javier García, Francisco Domínguez Brito
y los demás aspirantes a la nominación presidencial, lo cual hace más compleja
la guerrita de guerrilla que estamos viendo en el PLD que pronto será frontal,
a campo abierto.
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