Por
JUAN T H
Si lo hubiéramos sabido seguramente
nadie lo habría apoyado aunque fuera circunstancialmente. Pero lo hicimos. Por
lo tanto, ese monstruo, lo prohijamos los que militamos en el Partido
Revolucionario Dominicano.
Unos por ingenuidad
otros por mandato. Pero todos, con escasas excepciones, estamos pagamos caro
haberle dado tanto poder. (Sin merecerlo, sin méritos suficientes, sin arraigo y sin
formación política).
Ese monstruo
al que hoy queremos córtale la cabeza de manera civilizada en una convención
donde acuda la militancia, sin exclusiones, sin amenazas ni chantajes, se
muestra arrogante porque cuenta con el apoyo del partido de gobierno que
controla los poderes del Estado.









