Por JUAN T H
Todos
los estudiosos de la conducta humana coinciden en que el presidente de facto
del PRD no está en sus cabales. Trastornos muy serios lo atormentan día y
noche, a tal punto que no le permiten discernir entre lo bueno y lo malo, lo
correcto y lo incorrecto, lo conveniente y lo inconveniente, lo táctico y lo
estratégico, lo democrático y lo dictatorial, lo que tiene sentido y lo que no
lo tiene, lo lógico y lo ilógico, lo prudente y lo imprudente, lo normal y lo
anormal, lo positivo y lo negativo, lo que une y lo que desune.
Basta con ver su rostro. El lenguaje corporal
lo dice todo.
Protegido
por el gobierno a través del Tribunal Superior Electoral y la Junta Central
Electoral, cree que puede hacer y deshacer en el PRD; cancelar y nombrar
empleados, destituir y designar dirigentes de la Comisión Política, el Comité
Ejecutivo Nacional, los Frentes de Masas y demás organismos. Apoyado por el
gobierno se cree dueño y señor; ley, batuta y constitución del partido.
Su
impopularidad es cada vez mayor dentro y fuera del PRD. La encuesta Gallup le
asigna solo un 13 % contra un 87. Pero la verdad es que no alcanza un 10 %. La
presencia de Guido Gómez Mazara en la farsa llamada Convención, a pesar de haber nombrado a todos los que la dirigirán,
lo coloca en una posición muy difícil.
Las encuestas dicen que a pesar de la farsa, puede perder de Guido. Y que la única forma de
“ganar” es haciendo fraude, es comprando votos mientras impide el sufragio de la militancia. Miguel no tiene
forma de ganar, aunque “gane”. El
rechazo popular es cada día mayor. Y lo sabe. (En la encuesta de la Z-101
perdió 75 llamadas a una)
En su
desequilibrio emocional patalea tratando de expulsar a quienes les adversan
como Luís Abinadel, Milagros Ortiz Bosch, César Cedeño, entre otros. Incluso al
propio Guido, cuya candidatura ahora trata de impugnar. En su estado psíquico,
es altamente peligroso, para sí mismo y para los demás, incluso para quienes le
rodean, porque no pueden contradecirle sin pagar las consecuencias.
Miguel
Vargas, lo digo en serio, es un peligro público. Alguien debería ponerle una
camisa de fuerza para que no siga haciéndole daño al PRD y a la democracia. Y
esa camisa de fuerza debe ponérsela el gobierno que puso a su servicio el TSE y
la JCE.
Me
cuentan que algunos de sus seguidores se han percatado de sus patologías. No
pocos se han alejado. Otros se mantienen a su lado por temor o por el dinero
que reciben como pago a sus servicios.
El
gobierno le seguirá dando oxigeno mientras le sea útil. Cuando no le sirva para
nada, lo soltará en banda.
Más de
uno me ha aconsejado tener cuidado porque la fiera amenazada puede atentar
contra mi vida. ¡No lo dudo! ¡Sé desde hace tiempo que en el PRD se soltó el
loco!
No hay comentarios:
Publicar un comentario