En política, como en todas las actividades de la
vida, se debe tomar en cuenta a los hombres y mujeres de éxitos, aquellos hayan
cosechado triunfos en sus improntas, teniendo presente, que en
política, más que todas las demás actividades, el triunfo de un hombre o una
mujer está vinculado al beneficio que han recibido los demás, las mayorías, los
más desposeídos de sus acciones. No se puede vender como éxito el triunfo de
alguien al precio del dolor de los más.
En política, el Presidente Hipólito Mejía ha triunfado
como Secretario General de los agrónomos, como Director
del Instituto del Tabaco (INTABACO), como Secretario de Estado de Agricultura,
como Presidente de la República.
Fue seleccionado como candidato Vicepresidencial por el
Doctor José Francisco Peña Gómez, luego ha ganado todas las veces que se ha
presentado como precandidato presidencial a lo interno del PRD.
En tres ocasiones como candidato presidencial, la
primera la ganó en la primera vuelta, la segunda, dentro de un golpe de estado
financiero, ocasionado por actuar con responsabilidad, “metiendo preso a los
desfalcadores bancarios”, en medio de una conspiración financiera fundamentada
en un diabólico y bien orquestado plan de desestabilización de la prima, el
cual tenía “patas” en los medios de comunicación, en los partidos políticos, en
los mismos bancos, entre otros, provocando la desconfianza en el sistema, y
gracias a su carisma y la estima de la mayoría del perredeismo, obtuvo, con
toda esa conspiración, un 34 por ciento de los votantes en esas elecciones del
2004. Como consecuencia positiva de ese difícil periodo, el Presidente Hipólito
nos legó el fuerte sistema bancario y financiero que hoy contamos.
Posterior a esas elecciones, como “haciendo leña del
árbol caído”, una campaña permanente del gobierno que le sucedió, advirtiendo
su potencial como líder, lo arrimó a un 4 por ciento de las simpatías y así se
lanza en busca de la nominación presidencial del PRD para el 2012, con un 4 por
ciento, y alcanza la victoria en las primarias.
Como todo buen gladiador enfrenta entonces al
gobierno más corrupto que conoce la historia del país, el cual despilfarró mas
de 250 mil millones de pesos para ganarle, le compran al presidente de su
partido y un grupo de sus seguidores, y aun así obtiene, contado por la junta
mas parcializada de los últimos tiempos, un 47 por ciento.
Si el presidente de su partido, hubiese sido honesto
cumplido con su deber, leal a sus militantes y la causa del doctor José
Francisco Peña Gómez, si hubiese pensado en el pueblo, Hipólito Mejía fuera el
mejor Presidente
que tuviera el país.
Todos esos triunfos han sido posibles por su gran
capacidad estratégica. Su natural inteligencia, sumada a
la que ha obtenido con la experiencia de Estado acumulada a través del tiempo.
Como se observa, el Presidente Hipólito Mejía es un
triunfador, porque sus cargos han producido bienestar a las mayorías. Ha
demostrado ser un exitoso estratega, un político popular, un estadista,
portador de los más sanos criterios de honestidad, lealtad y moralidad.
Con esos valores, aseguro que nos conducirá al éxito
en esta batalla por el rescate de la Democracia partidaria y de la nación.
¡Creo y confío en Hipólito, me la juego con él!
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