Análisis de Juan Bolívar Díaz: El PRD
no logra salir de su calvario
Juan Bolivar Díaz, el autor |
Vargas terminó de echar un balde de
agua fría al entusiasmo perredeísta cuando el jueves, respondiendo a los
reporteros sobre la solicitud de Mejía, dijo que “nosotros no vamos a discutir
nada al margen de lo que son los organismos del PRD, porque así es como se
fortalece la democracia, donde prevalezca la posición de la mayoría”.
Las expectativas de inicio de un diálogo que pudiera
conducir a la reunificación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD),
derivadas del reciente encuentro entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas,
parecieron esfumarse justo al conmemorarse el décimo quinto aniversario de la
muerte de su líder José Francisco Peña Gómez.
Sólo el rescate de los procedimientos democráticos
para elegir nuevos dirigentes podría permitir al PRD superar su prolongado
calvario, pero su presidente sigue boicoteando todos los intentos de mediación
y solución, persistiendo en su empeño de concertar afuera e imponerse dentro.
Esperanza que se esfuma
El encuentro verificado el viernes 3 de mayo entre el
presidente del PRD Miguel Vargas Maldonado y el ex-presidente de la República
Hipólito Mejía despertó expectativas de reunificación entre diversos sectores
de ese partido, pero parecieron esfumarse en apenas una semana al conmemorarse
el décimo quinto aniversario de la muerte de su líder José Francisco Peña
Gómez.
Al conocerse del encuentro la reacción inicial fue de incredulidad y
sorpresa, pues ni en la campaña electoral del año pasado se logró reunir a esos
dirigentes políticos, a pesar de múltiples mediaciones, hasta de familiares. Se
dio por hecho un cambio de actitud y se comenzaron a trazar rutas para el
restablecimiento de la unidad, aunque algunos advertían que no avalarían
“acuerdos de aposento”, y que cualquier solución tendría que incluir a todos
los sectores,con aval de los organismos partidarios.
La proximidad del aniversario de la desaparición de
Peña Gómez alentó las expectativas de que se aprovechara la ocasión para,
invocando al líder histórico, realizar una conmemoración unitaria que empujara
un compromiso de concertación. Por canales de mediación se propuso restablecer
la presencia de todos en una misa conmemorativa, como se hizo hasta el 2010.
La misa unitaria era, para los más eufóricos, una
manera de demostrar que se iniciaba una nueva etapa de entendimiento entre los
perredeístas. Para los incrédulos y desconfiados era poner a prueba la
disposición de los dos protagonistas más allá del encuentro celebrado bajo la
sombra del general retirado Miguel Soto Jiménez y el médico José Joaquín
Puello.
Un balde de agua fría
Por una carta conciliatoria de Hipólito Mejía a
Miguel Vargas del miércoles 8, se supo que éste rechazaba “lo ideal” de
celebrar la misa con la presencia de todo el liderazgo partidista. El expresidentes
mostró resignación, indicando que no debía ocurrir nada que dañara la memoria
de Peña ni el proceso iniciado con el encuentro del día 3, y propuso la
integración de una comisión de tres representantes de cada uno de los dos
sectores enfrentados para preparar el protocolo que “permita discutir y definir
la hoja de ruta y la agenda, de acuerdo con los Estatutos, y solucionar la
crisis que vive actualmente el partido, lo que es exigido a gritos por la
mayoría de los dominicanos, especialmente los perredeístas”.
Vargas terminó de echar un balde de agua fría al
entusiasmo perredeísta cuando el jueves, respondiendo a los reporteros sobre la
solicitud de Mejía, dijo que “nosotros no vamos a discutir nada al margen de lo
que son los organismos del PRD, porque así es como se fortalece la democracia,
donde prevalezca la posición de la mayoría”. Se ignora si alguno de los
mediadores habrá podido rescatar la ruta de entendimiento, explicándole a
Vargas que la propuesta busca explorar caminos de entendimiento que democráticamente
tendrían que desembocar en los organismos máximos del partido que hace tiempo
no funcionan.
Uno de los dirigentes consultados expresó su
convicción de que los mediadores deberán proseguir una tarea en la que han
fracasado numerosos mediadores desde que se originó la crisis tras los
resultados de la convención que el 6 de marzo del 2011 escogió a Hipólito Mejía
candidato presidencial para el 2012. Todos los intentos, incluyendo los
impulsados por familiares, y los que han involucrado a personalidades
religiosas han tropezado con la renuencia de Vargas a aceptar un diálogo. Los
otros sectores, incluyendo a Mejía, siempre han mostrado disposición.
Una ventana con José Joaquín
Puello
En la euforia que siguió al encuentro Vargas-Mejía,
sectores perredeístas llegaron a plantearse la posibilidad de escoger una nueva
dirección plural, presidida por alguien aceptable para todos y que no aspire a
la candidatura presidencial, llegándose a identificar al neurocirujano José
Joaquín Puello, sin excluir a otros como el también médico Jesús Feris Iglesia.
El doctor Puello fue candidato vicepresidencial del PRD en el 2008 en la
boleta que llevó de candidato presidencial a Vargas Maldonado, justamente por
su integridad y su carácter conciliador y afable y por su pluralidad y
ascendiente en diversos sectores nacionales. Respaldó a Vargas en la lucha por
la candidatura presidencial del 2012, pero terminó aceptando y respaldando a
Mejía, aunque se ha mantenido entre quienes han mediado para subsanar los conflictos derivados de la lucha interna.
Se afirma que el doctor Puello sería aceptable para
los mayores protagonistas de la confrontación perredeísta, pero también para
Luis Abinader, quien busca afianzar su propia identidad y camino, aunque se
teme que pudiera producir disgusto en algún legítimo aspirante a la
presidencia del partido, pero que terminaría en consenso en aras de la unidad.
Varios dirigentes perredeístas consultados se
mostraron partidarios de un presidente de consenso, aunque algunos reconocen
que es una tarea muy difícil y requeriría una dedicación de tiempo completo,
sobre todo cuando se les recordó que personas de la integridad e independencia
de Hugo Tolentino, Milagros Ortiz, Enmanuel Esquea y Quico Tabar terminaron
siendo impugnados por Miguel Vargas como árbitros en la convención que desató
la crisis con la elección de Hipólito Mejía para candidato presidencial del
2012.
El tiempo apremia
En las tertulias políticas se discutió intensamente
sobre las causas que determinaron la reciente reunión Vargas-Mejía. Unos la
creen resultado de la última encuesta Gallup-HOY que mostró a Abinader como
primera opción para la próxima candidatura presidencial con 26 por ciento en el
electorado y 41 por ciento entre los que se identificaron como perredeístas,
atribuido en parte al cansancio de la pugnacidad entre los dos últimos
candidatos presidenciales del PRD.
Vargas con 9 por ciento de las referencias de los
perredeístas, luce muy rezagado, y aunque Mejía registró un 35 por ciento, “ya
fue presidente y lleva dos intentos de regreso frustrados y frustratorios”. Una
de sus defensoras dijo que, a diferencia de Vargas y Abinader, él no ha dicho
que aspira a la candidatura del 2016 y que si lo proclama sube.
Otra explicación de la reunión es el reconocimiento
mutuo de que el tiempo apremia y de que en julio termina el período para el que
Vargas fue electo presidente del partido. Se reconoce que Mejía siempre ha
estado abierto al diálogo, y que lo demostró cuando en la campaña fue al local
del partido, anunciando su interés de reunirse con Vargas, lo mismo que al
almuerzo con que los hermanos de éste intentaron juntarlos dos semanas antes de
los comicios del año pasado.
Se atribuye también la reunión al convencimiento de
ambos de que se les puede hacer tarde para relanzar el partido blanco, con 21.7
por ciento de preferencias en la última encuesta Gallup. Y no faltan quienes
plantean que Vargas busca ganar tiempo, desconcentrando a sus contradictores
que han venido celebrando masivas asambleas partidarias en todas las
provincias, lo que él ha limitado a dos o tres, por el alto rechazo de la
militancia perredeísta que lo señala como mayor responsable de la crisis.
El presidente del PRD administrará este año unos 225
millones de pesos del presupuesto nacional, lo que le implica una ventaja
significativa para el proselitismo interno y atraerse adherentes, sobre todo si
logra mantener la facultad para registrar candidaturas para el 2016, cuando
millares de perredeístas aspirarán a todos los cargos electivos.
Rescate de la democracia
El rescate del PRD pasa necesariamente por el
restablecimiento de los procedimientos democráticos, porque aunque los
principales protagonistas de sus luchas internas se pongan de acuerdo en un
procedimiento, cuando llegue la hora de escoger candidato volverán a dividirse,
a menos que acepten los principios básicos de la democracia que en los partidos
tienen expresión en los organismos de dirección.
Ese rescate luce tan difícil como el de los
principios ideológicos que durante décadas dieron vigencia al perredeísmo y le
permitieron sobrepasar numerosas crisis y divisiones. Pero las ambiciones y los
intereses individuales han predominado, con expresiones de clientelismo. Los
que aún creen en los principios socialdemócratas que animaron al PRD no tienen
recursos económicos para competir con los empresarios de la política.
Mientras tanto, el PRD sigue en proceso de desgaste
acelerado, incapacitado para ejercer su responsabilidad como primera fuerza
política de oposición, por lo que la sociedad se va acostumbrando a vivir sin
contar con esa fuerza predominante por más de medio siglo. Sus
principales dirigentes han lucido errantes buscando favores y acuerdos con
otras fuerzas políticas, especialmente con contrincantes del partido
gobernante, pero negados a dialogar entre ellos mismos.-
(*) Escrito para el diario Hoy.
Acento lo publica con autorización del autor.
Tomado de la publicacion de: http://www.acento.com.do/index.php/news/78331/56/Analisis-de-Juan-Bolivar-Diaz-El-PRD-no-logra-salir-de-su-calvario.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario