Bonaparte Gautreaux Piñeyro, el autor
De manera subrepticia, aunque guardando
las formas de una democracia, el doctor Leonel Fernández y sus parciales, han
conformado una oligarquía que desgobierna la República Dominicana de hoy.
Para ello han creado una maquinaria de
poder a través de la mentira, la imposición y un bien construido sistema de
corrupción que intenta no dejar huellas, pero al hablador y al cojo se los
descubre rápido.
Una de las últimas acciones de ese grupo,
que maneja el Estado de manera medalaganaria y bien dirigida hacia lograr sus
fines, fue la del presidente de la Suprema Corte de Justicia quien retorciendo
las leyes vigentes y por arte de birlibirloque, decidió exculpar a Wilton
Guerrero quien insultó y difamó públicamente al Presidente Hipólito Mejía con
afirmaciones mentirosas.
Ese hombre retorció textos legales y
constitucionales con una irresponsabilidad digna de ser estudiada como ejemplo
de lo que constituye el manejo dirigido de la administración de la justicia.
Se presume que hay continuidad en lo que
se refiere al ejercicio de la Suprema Corte de Justicia y que tal institución,
por lo menos, respeta sus
propias decisiones.
Se presume que las decisiones de la
Suprema Corte de Justicia se adoptan para beneficio del respeto al orden legal
establecido.
Se presume que hay un Tribunal
Constitucional que es la instancia donde deben ser discutidas las acciones en
inconstitucionalidad de la ley y que ningún otro tribunal de la República tiene
la última palabra en esa materia.
¡Pero no! no es así, la mano maestra de
Leonel Fernández, en cuya oficina de abogados practicaba Mariano Germán, actuó
para ordenar que el juez de la Suprema tuviera el descaro de actuar como un
elefante en una vitrina y violara todo lo que se requiriera para evacuar tal
sentencia.
Los abogados dicen que hay
“jurisprudencia constante” cuando la Suprema Corte de Justicia ha emitido
sentencias en el mismo orden ante casos similares.
Pues bien, el 3 de agosto del 2005, la
Suprema, en un caso de difamación e injuria, descarto el pedimento de
inconstitucionalidad contra el artículo 46
de la Ley 6132 de expresión y difusión del pensamiento.
El propio Mariano German, actuando como
presidente de la Suprema el
11 de abril del 2012, rechazó la inconstitucionalidad del artículo 46 de la ley
de prensa reclamada por el diputado Nelson Guillen, encausado por difamación e
injuria.
Cuando escuché la decisión de Mariano
Germán, presidente de la Suprema Corte de Justicia entendí. ¡Al fin! algo que
durante tantos años he escuchado: que el
juez evacua sentencias
Este hombre, escupió para arriba y no le
dio tiempo a salirse de debajo del gargajo putrefacto que le cayó entre los
ojos.
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