No descubro el hilo en bollito cuando digo que lo de ayer debe servir de ejemplo para actuar hoy y para proyectar el futuro. De ahí la necesidad de estudiar a profundidad los ejemplos históricos de cualquier latitud.
La teoría puede ser importante
pero la práctica siempre será más importante. El instinto determina mejor la
acción del hombre que la más convincente de las teorías.
En la sociedad de hoy se repiten de manera constante
situaciones que se vivieron antes, ello, porque nadie aprende por experiencia
ajena.
La historia está llena de ejemplos de situaciones
vividas, desde el comienzo de los tiempos, que debían servirnos como
referencia, como guía que nos permita ver más allá de la curva y la bajada que
sigue.
No hay que ir lejos para ver, saber ,escuchar, decir
algo que se ha dicho, que se ha visto, que se sabe, que se escuchó una y mil
veces. En el libro del Eclesiastés, 1.9 se lee: Lo que fue, eso mismo
será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!”.
Está muy fresca la tinta y muy
vívidas las escenas reportadas por la televisión, de una de las jugadas que
demuestran que
hay políticos capaces de cualquier cosa con tal de conquistar el poder o de
permanecer en él.
Pongo por caso el de Joaquín
Balaguer, astuto, capaz de manejarse, como su ancestro Ulises (Lilís) Heureaux,
con una mano cubierta con un guante de cabritilla y la otra con una garra de
hierro.
Cuando Balaguer y sus
cómplices acusaron al doctor Salvador Jorge Blanco de emplear fondos públicos
para enriquecerse, de inmediato salí en defensa del amigo, compañero y
Presidente de la República durante el período 1982-1986.
Esa infame acción fue seguida
de actuaciones, indecorosas e ilegales, de la Junta Central Electoral de
entonces, como ahora actúa el Tribunal Superior Electoral para secuestrar el
Partido Revolucionario Dominicano en contra de sus legítimos dirigentes.
Mientras, el juicio contra Jorge Blanco tomaba cuerpo, se desacreditaba al ex
Presidente y se lo sacaba de la carrera por volver a la Presidencia de la
República en 1990.
Aquella vez, Balaguer enredó
al PRD entre las patas del gallo colorao y, eliminado el rival con
posibilidades, se quedó con el poder.
Leonel quiere repetir la
situación, como si la política fuera una calcomanía que permite repetir una
situación una y otra vez.
La dictablanda impuesta por el
PLD, con el Congreso, los tribunales y la fuerza armada bajo su férula, tiene
que ser enfrentada con inteligencia y valor para impedir que se torne en una
abierta dictadura.
Estamos advertidos. No hay
tiempo que perder. ¡Adelante y valor!
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