Por Juan TH
La frase se le atribuye al rey de Francia
Luis XlV, aunque nunca la pronunciara aquel 13 de abril de 1655 frente al
parlamento, como se le atribuye, para caracterizar el periodo de monarquía
absoluta que caracterizó una buena parte de su reinado de 64 de los casi 77
años de su existencia. De todos modos, la oración ha servido durante siglos
para denunciar regímenes totalitarios, despóticos y antidemocráticos.