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No más chance a la traición.

Por Franc Quezada Salas
En la actual lucha interna del PRD existe una tendencia o facción mayoritaria. En esta se encuentran Hipólito Mejía, Milagros Ortiz, Ramón Alburquerque, Enmanuel Esquea, Tirso Mejía Ricart, Ivelisse Prats, Fello Suberví, Luis Abinader, Yanet Camilo, Tony Raful, Hugo Tolentino, Yayo Matías, Enriquito López, Jesús Vásquez [Chu],Guido Gómez, Orlando Jorge Mera, Yanilda Vásquez y tantos otros connotados dirigentes.
Existe otra facción, la minoritaria.

Ahí se agrupan Miguel Vargas, Tonty Rutinel, Carlos Gabriel García, Aníbal Duvergé, Peggy Cabral, Papín Domínguez, Víctor Gómez, Marino Mendoza, Rafael Díaz, Rudy González, Julio Mariñez y otros.
La facción minoritaria que encabeza Miguel Vargas está favorecida en todos los ámbitos por las instancias del Estado que controla el Partido de la Liberación Dominicana y su caudillo indiscutido Leonel Fernández. Por tal razón, para los fines legales, este grupo minoritario es el único representante del PRD. Ahí no hay vuelta floja ni razón en contrario que valga.
Los del PRD mayoritario, con un sin número de razones atendibles, han virado y tornado, han recurrido a todas las instancias del sistema para hacer valer sus derechos y donde quiera han encontrado un valladar.
Sin embargo, Hipólito Mejía puede visitar todos los locales del partido blanco excepto el local principal. Muchos ha visitado ya.
Miguel Vargas, por el contrario, teme acercarse a los locales de base de ese partido porque sabe que no cuenta con la militancia de abajo, que lo considera un traidor por sabotear el triunfo del PRD en mayo del 2012.
A pesar de la reconocida y varias veces demostrada mayoría que ostenta el "PRD Hipólito", ese sector no ha sabido aprovechar sistemáticamente la ventaja. Los dirigentes que trazan las líneas a seguir se han conformado con algunas batallas ganadas en las calles, pero no son capaces de mantener la ofensiva hasta derrotar definitivamente, en esas mismas calles, al grupo minoritario, usurpador.
Hipólito y quienes le acompañan proclaman que tomarán las calles, pero sólo salen un día, ganan una batalla y se repliegan, lo que permite un respiro a sus contrincantes.
Muchos dirigentes medios se están lanzando a hacer campaña proselitista en busca de posiciones electivas, cuando el problema principal del PRD está en veremos.
Particular y humildemente yo no estoy de acuerdo con este ritmo de lucha, ni con esas distracciones.
Fue un grave error, por ejemplo, devolver la Casa Nacional al Usurpador, luego de que las masas lo forzaran a una cobarde huida. No se puede ceder el terreno conquistado.
Miguel Vargas ha logrado ganar tiempo para concretizar su perversidad: La destrucción definitiva del PRD.
Una supuesta convocatoria de la Comisión Política donde participarían los dos grupos, ha sido postergada una y otra vez sin justificación valedera. Una burla descarada.
Hipólito y los verdaderos dirigentes perredeistas, en su buena fe, en su ingenuidad; buscando salvar a su partido, están siendo arrastrados al terreno de los enemigos del PRD.
Ahora se anuncia que aceptan la fecha de los Miguelistas, en febrero del 2013, para la Convención Ordinaria donde deberán elegirse todas las nuevas autoridades del partido a nivel general.
Sin perder tiempo, los Miguelistas ahora salen con una nueva: No hay dinero para preparar la Convención.
Y así sucesivamente. Hasta que los plazos se junten tanto que el PRD deje de ser una opción electoral para el 2016, y el PLD, aliado de Miguel Vargas, siga desgobernándonos hasta que el pueblo se canse y se desborden las pasiones.
Cuando algún día pasemos balance del desastre nacional, saldrá claro a la luz que la responsabilidad de la hecatombe recae en primer término en Leonel Fernández, su Frente Patriótico y el Empresario de la política Miguel Vargas. 
Pero habrá otro nivel de culpabilidad también en la cúpula perredeista, por carecer de visión, por perder la perspectiva de la realidad política, dándole una y otra oportunidad al traidor para que consume su pérfida conspiración contra el Partido Revolucionario Dominicano y la propia democracia representativa en pro de un régimen de partido único.

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