Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Debo a la gentileza de mi amigo Iñigo
Larrazabal Uribastierra la lectura del libro “Indignados” escrito por Stéphane Hessel, excombatiente de la resistencia francesa, internado en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los redactores de laDeclaración
Universal de Derechos Humanos de 1948.
Hessel exhorta
a los jóvenes a indignarse “porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes
financieros que lo acaparan todo». Explica que, en su tiempo “nos jugábamos la
vida», pero teníamos
adversarios más definidos: Hitler y Stalin.
“Los jóvenes de ahora se juegan la libertad y los valores más importantes de la
humanidad»
Un recuento de los últimos acontecimientos
demuestra una gran coherencia: los pueblos que han salido a reclamar sus
derechos tienen una misma línea argumental a partir de la gota de agua que
rebosa la paciencia. Como apunta el periodista brasileño Pepe
Escobar"básicamente, quieren más democracia, menos corrupción, ser
respetados como ciudadanos, obtener al menos algún valor por su dinero en
términos de los servicios públicos
El cuestionamiento ha ocurrido en
diversos y distantes lugares del mundo: Túnez, Egipto, Grecia, España, Estados
Unidos, Chile y ahora, en Turquía y Brasil. “Son movimientos que no se proponen
el derrocamiento de los gobiernos, no tienen una estructura política
tradicional ni liderazgo reconocido”.”.
En Turquía la decisión de demoler un parque para reconstruir
un histórico Cuartel Militar (derribado en 1940),
así como construir un centro comercial, provocó una ola de protestas que tembló el gobierno.
En Manhattan, la reverenda Jacqueline
Lewis, de la iglesia Middle Collegiate apareció frente a su congregación
luciendo una sudadera rosa con capucha, en alusión a la vestimenta que portaba
el joven negro asesinado en Florida por un policía que fue descargado por un
jurado racista. La decisión provocó protestas en distintos estados de Norteamérica. La reverenda dijo a su
congregación: “Vamos a levantar nuestras voces en contra de las causas que
están en la raíz de este tipo de tragedias.
El pueblo tomó las calles, torció el
brazo al Congreso peruano y tumbó el acuerdo entre gobierno y oposición, de
repartirse los cargos en el Tribunal Constitucional (TC), la Defensoría del
Pueblo y el Banco Central de Reserva (BCR), elegidos en el Parlamento. El
Congreso, en una sesión extraordinaria que duró menos de veinte minutos, dio
marcha atrás y anuló la elección de los nuevos miembros de estas instituciones.
Ciento cincuenta ciudades del Brasil
protestaron cuando le subieron 10 centavos al pasaje de autobús.
Aquí suben 5 pesos al galón de gasolina y
no pasa nada ¿Es que no hemos llegado al nivel de indignación? No se jueguen
con este pueblo, cuando despertemos…
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