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LA GENTE DE VENGAN A VER


Bonaparte Gautreaux Piñeyro, El Autor.

En el reino de Vengan a Ver, la gente está contenta, dijo el síndico y explico las condiciones de vida en aquel lugar.
El común de la gente es honrada, sabe lo que es bueno y lo que es malo y tiene sentido de la dignidad.
El común de la gente sabe que quien hace lo malo va a ser sancionado y que no hay escapatoria para quienes actúan fuera de la ley.


El común de la gente sabe que el policía que vive alquilado en la casa de la esquina, que se queja de que cualquier llovizna muestra cómo llueve dentro y escampa fuera, cumplirá con su deber y apresará a quienes cometan cualquier delito.

El común de la gente sabe que en el hospital nunca hay medicinas aunque el gobierno dice que el servicio de suministro de medicamentos se realiza normalmente.

El común de la gente sabe que el fiscal es un funcionario muy estricto, apegado al cumplimiento de la ley y buen administrador de la justicia.

El común de la gente sabe que la autoridad perseguirá la delincuencia sin que importe la posición social, política, militar, eclesiástica o periodística, del delincuente.

El común de la gente sabe que cuando no se tiene un trabajo fijo y remunerado hay que hacer cualquier cosa para levantar el peso y llevar a la casa algo de comer para su familia.

El común de la gente tiene dificultades sin cuento para cruzar las verjas que separan las casas de las aceras o de los jardines.

El común de la gente sabe que no puede entrar a un edificio multipisos a buscar trabajo porque el guardián le cerrará  el paso.

El común de la gente a veces quiere ser como los perros y otros animales de marcas de lujo, en casas donde se gasta más dinero en el cuidado de las mascotas que lo que se paga al servicio doméstico.

El común de la gente tiene un problema principal, cuando le preguntan qué sabe hacer tiene que contestar: cualquier cosa y por eso no encuentra trabajo.

El común de la gente sabe quién es quién, conoce al cojo sentado  y al ciego aunque este dormido, en un país donde los ciegos son los fiscales y los cojos las autoridades.

El síndico convocó una reunión en la cual explicó que quien roba es un ladrón, que el robo no se iba a permitir en este gobierno y que por eso apresaron a una mujer que se llevó una lata de leche infantil para su niña que tenía hambre.

Al síndico sólo le faltó decir en su discurso, que hay que robar mucho para ser  respetado como un señor.

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