Por JUAN T H
ROBERTO ROSARIO PUEDE GRITARLE –A TODO PULMÓN- A DANILO MEDINA Y AL COMITÉ POLÍTICO DEL PARTIDO DE LA LIBERACIÓN DOMINICANA: ¡MISIÓN CUMPLIDA!
Para el éxito el señor Rosario violó o ignoró la Constitución y la ley 275/97 de
manera flagrante.
“La Junta Central Electoral velará porque los
procesos electorales se realicen con sujeción a los principios de libertad y
equidad en el desarrollo de las campañas y transparencia en la utilización del
financiamiento. En consecuencia, tendrá facultad para reglamentar los tiempos y
límites en los gastos de campaña, así como el acceso equitativo a los medios de
comunicación”, dice la Constitución. Pero el señor Rosario se opuso con
argumentos baladíes.
De igual modo violó la Ley Electoral en sus
artículos 120, 126, 127, 128 y 133, entre otros. Quiso imponer un conteo
electrónico –lo hizo a puro cojones- de mil 500 millones de pesos rechazando el
manual. A regañadientes hizo un acuerdo con los partidos de oposición de contar
primero manual, luego electrónico, pero antes de que terminaran las votaciones,
sorpresivamente, inició el conteo
dándole a Danilo más del 60%, marcando así una tendencia sospechosa.
De ese modo Rosario violó la Constitución, la
Ley Electoral y el acuerdo con la oposición del conteo manual a pesar de que
los escáner que costaron alrededor de mil 500 millones de pesos, no funcionaran
en gran parte de los colegios y de que incluso, horas antes de las elecciones
unos tres mil 500 técnicos, extrañamente se unieron para “renunciar”.
El proceso electoral, las votaciones y el
conteo, fueron fraudulentos. Significa pues, que Danilo Medina es reelecto de manera
inmoral y fraudulenta.
Cuánto le costó al país la reelección: ¡Entre
45 y 50 mil millones de pesos!Mal contado. Si yo fuera líder de la oposición,
no reconociera el triunfo del PLD: impugnaría su “victoria” ante los tribunales
nacionales e internacionales al tiempo de convocar protestas en todo el
territorio nacional. Por desgracia no lo soy.
No acudimos a unas elecciones, acudimos a un
verdadero matadero electoral, como advertí en más de una ocasión al ver la
complicidad de la JCE, de los medios de comunicación, las iglesias y un sector
importante de los empresarios, al ver el derroche de recursos, la inequidad y
la fragilidad de las instituciones públicas.
De qué equidad podemos hablar si el gobierno
gastaba 18 millones de pesos diarios en publicidad (de cada 25 spot de radio y
televisión la oposición tenía uno); 27 millones diarios en nominillas (gente
que no trabaja); un millón diario solo en viáticos; 77 millones diarios en el
asfaltado apresurado de las calles y callejones; once millones diarios en
combustible para las cientos de jeepetas que recorrían el país; el gobierno
dejó de pagarle al Banco de Reservas (la “caja chica” de la reelección) 23 mil
millones de pesos por línea de crédito del 2015; Danilo
gastó cerca de 250 mil millones del presupuesto, superando el déficit en
más de 50 mil millones de pesos. Ah, como si fuera poco, Danilo facturó “fiao”
más de 15 mil millones de pesos. Todo eso sin calcular los 18 millones de pesos
que la JCE le daba todos los meses al PLD.
Y como si fuera poco, todos los ministros,
viceministro, embajadores, cónsules, directores generales, etc. Abandonaron sus
funciones para trabajar en la campaña obligando a los empleados bajo su mando a
participar. (El 23% de los inscritos en el padrón de la JCE es beneficiario del
Estado de algún modo, ya sea con la tarjeta solidaridad, el bono gas, bono luz,
seguro médico, etc., fueron llamados para advertirles que debían votar por la
reelección pues de lo contrario perderían esos “beneficios”)
¡El Estado venció a la oposición!
Que Danilo “ganara” con el 60 o 62%, barato
me lo hallo si tomamos en cuenta los 50 mil millones de pesos que gastó en
comprar la reelección contando con la complicidad de la JCE, el TSE, la prensa,
las iglesias, y los empresarios.
El domingo no hubo elecciones, se produje una
masacre electoral.
Ante el hecho consumado, Roberto Rosario
puede gritarle a Danilo: ¡Presidente, misión cumplida!
Me pregunto: ¿Qué hará la oposición? ¿Se
quedará cruzada de brazos a esperar la próxima masacre electoral o hará
oposición de verdad?