ATISBANDO
Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Mi
prima y comadre Nancy Suazo Gautreau de Bonó Díaz, resuelve muchas situaciones
atribuyéndolas a la conjugación del verbo chochear.
-Eso
es un chocheo- dice Nancy, cuando alguien actúa con torpeza o se le pasa algo
importante sin que ni siquiera se percate de lo ocurrido hasta que se lo hacen
saber.
¿Estamos
conjugando en el Partido Revolucionario Dominicano el verbo que emplea con
frecuencia mi prima y comadre?
¿Cuál
es el afán de negociar con la traición? ¿Acaso hay compañeros tan ingenuos,
ignaros o tan pagados de sí que desconocen que quien juega con excremento
termina con las manos sucias de mierda?
¿Negociar
con quién? Por supuesto, una respuesta puede ser se negocia con quien no se
está de acuerdo. Cierto. Pero también es cierto que se negocia cuando se tiene
confianza en el interlocutor, cuando se reconoce la probidad del contrincante,
pero ¿es el caso?
¿Qué
confianza se puede tener en un hombre que vende unas elecciones nacionales por
canonjías innombrables, por resentimientos, por debilidad mental, por profundos
complejos de personalidad?
¿Acaso
es decente discutir, airear posiciones encontradas, tener confianza en caminar
delante, en el borde del precipicio insondable, de personas con dos caras que
mientras tiran la piedra esconden la mano?
¿Se
puede negociar con personas que piensan con el bolsillo, dicen una cosa y hacen
otra?
¿Se
puede negociar con aquellos a quienes hubo que quemarles la boca una vez, por
sus malas costumbres?
Se
agotó el tiempo en que los traidores pudieron haber vuelto al redil. Ya no es
posible un acuerdo aceptable para todos, sin imposiciones, sin bravatas, sin
respaldos indeseados de corrompidos titiriteros que halan el cordón para que
sus sirvientes bailen o hagas muecas.
Ningún
ningún, su carnaval pasó. Ya quedaron desnudos ante el país, señalados por
todos como traidores, gente cubierta por el deshonor, aunque tengan la piel
revestida por el oro corruptor.
El
perdón, que es una suerte de olvido, también tiene su límite y sus condiciones,
la principal de las cuales es reconocer el pecado y el posterior
arrepentimiento.
Una
dictadura es el fruto de muchas malas voluntades, de innumerables cultores dela
traición, de la falta de acción de los más, del silencio de muchos que se
convierten en cómplices por omisión, de la cobardía de quienes se hacen los
ciegos porque es más cómodo no ver, hasta que un día…
Por
más vueltas que se dé al caldero el locrio se quemó hace mucho. En el PRD no
hay solución de unidad porque se carece de vocación de servicio y porque un
grupito de traidores tiene de su lado los poderes constitucionales que regulan
los partidos y las elecciones. Lo demás, es un chocheo.
Bonaparte Gautreaux P.
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