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“Cuidado con el codo”.

ATISBANDO

Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Caminábamos hacia el parque Independencia ¿quiénes éramos? Un pequeño grupo de compañeros que estábamos en la sede del Comando Constitucionalista, Pina esquina Canela,  nos auto abrazamos,  nos enlazamos por los codos y formamos una barrera que sirviera para la protección del Presidente de la República en Armas, Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien se dirigía informar de su elección mediante un discurso pronunciado en  el Baluarte de la Puerta del Conde. 

A poco, algunos oportunistas se colaron en la formación y Rafael Kasse Acta y yo permitimos que nos sacaran puesto que necesitábamos sumar.
En política hay jugadas que parecen ser y no son y jugadas que son y no lo parecen. Como una candelita de basurero  supuestos leales de la Corriente Mayoritaria del PRD, autoproclamados seguidores a rajatabla de Hipólito Mejía, se culipandean y se mantienen como eficientes equilibristas políticos en la cuerda floja y pendular entre aquí y allá, hasta piensan que nadie se da cuenta de sus jugadas.
Se trata de personas que carecen de firmeza, que no  asumen una posición sino que lo aparentan, se auto engañan  y piensan que engañan a los demás.
Cada quien  tiene derecho a seguir en el grupo que llene sus expectativas, que trabaje por los mismos ideales (si es que los tienen), que actúe de manera clara, plena, decente, equilibrada, de cara al sol.
En una ocasión discutía con monseñor Arnaiz a quien le dije que la humanidad tenía un 8 y pico por ciento de traidores, de simuladores.  Sonrió y me preguntó de dónde sacaba el dato que esgrimía  con tanta precisión. Le respondí: los apóstoles eran 12 si se los tomara como la representación de la humanidad al dividir 100 entre 12 el resultado es 8.
En las grandes empresas de Estados Unidos se acostumbra ascender a vicepresidentes a  funcionarios que se quieren sacar. A  Hipólito lo quieren eliminar  con un codazo.
En este tablero de ajedrez que es la política, el interés de eliminar a Hipólito Mejía de la jugada, incluye hasta  proponentes de buena fe que olvidan que en política la buena fe nada tiene que ver, aunque sí la decencia, con la toma del poder.
Hipólito no debe dedicarse a atajar para que otro enlace, a convertirse en  árbitro de gente que no respeta ninguna ley. Si Hipólito decide dirigir el PRD, inmediatamente le abre el camino al traidor Miguel Vargas para que corrompa el partido hasta el tuétano y lo sirva en bandeja de plata al plan de la dictadura peledeísta.
Leonel, corrompido y corruptor, quiere sacar de circulación a Hipólito Mejía. Leonel sabe que puerco no se rasca en jabilla y le huye como el diablo a la cruz a enfrentarse a Hipólito en el 2016. 

Bonaparte Gautreaux P.

“Cuidado con el codo”.

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