Juan Taveras Hernández, el autor |
Por JUAN T H
Finalmente se
reunieron el ex presidente Hipólito Mejía y el presidente Danilo Medina. De
acuerdo a las informaciones, fue una reunión de mucha camaradería, más al
estilo de Hipólito, que de Danilo.
Fue un encuentro
público, en el Palacio Nacional, a solicitud del propio líder opositor. Y para
evitar conjeturas maliciosas, se hizo acompañar de dos de sus hijos, Ramón
Hipólito y Carolina Mejía Gómez, y de
figuras connotadas del PRD como Milagros
Ortiz Bosch, Andrés Bautista, Orlando Jorge Mera, Geanilda Vásquez y de Sonia
Guzmán, hija del fallecido presidente Antonio Guzmán Fernández.
La comisión del PRD
legítimo, institucional, encabezada por Hipólito, no fue al Palacio a negociar
cargos, ni a busca de contratas, ni a firmar pactos a espalda de los organismos violando los
estatutos del partido. Hipólito, al igual que sus acompañantes no es incapaz de
hacer tal cosa.
Debo decir, que en
más de una ocasión, incluso antes del Pacto de las Corbatas Azules, Leonel Fernández trató de negociar con el ex
presidente Mejía, pero éste se negó siempre. (Puedo decir que fui testigo de
una de esas ocasiones. Y la respuesta de Hipólito fue contundente: “No me
presto a vagabunderías, ni hago tratos con sinvergüenza”.
Tanto es así que
incluso días antes de las elecciones, Leonel, a pesar de los miles de millones
de pesos invertidos en la campaña, trató de producir un acercamiento con Mejía,
pero de nuevo lo mandó “pal carajo”. (Leonel sabía el problema económico que
dejaba. Un déficit de 200 mil millones de pesos y una deuda externa superior a
los 25 mil millones de dólares. Y era
preferible, a sus fines, que fuera Hipólito quién lo enfrentara, no Danilo)
Si Hipólito no es presidente de la República hoy
día, a pesar de los cientos de miles de millones de pesos invertidos en su
contra, de la traición de Miguel Vargas y su grupito (hoy tiene un seis por
ciento dentro del PRD) se debe a que no quiso negociar con Leonel impunidad.
Hipólito no quiso ser “el cambio seguro” para los corruptos. Al contrario,
tenía planes de enviarlos a todos a la justicia. Como debe ser.
Pero ese es el
pasado. Después del palado dado ni Dios lo quita. Como digo siempre, se robaron
las elecciones, luego han pretendido robarse al PRD para destruirlo utilizando
a Miguel Vargas, cosa que no será posible.
El encuentro de
Hipólito y Danilo es positivo, para ambos líderes. Y para el país. Danilo está
reconociendo el liderazgo indiscutible y la fortaleza política de Hipólito que
a pesar de las adversidades ya señaladas, obtuvo el 47 % de los votos. Es
decir, el país estuvo dividido en dos. Por otro lado, Hipólito reconoce las
buenas intenciones del presidente Medina en sus proyectos agrícolas. Trataron
el problema salarial, la ley de partidos y electoral, el enfrentamiento con la
Barrick Gold, la defensa de Loma Miranda y de Bahía de las Aguilas, entre otros
puntos de interés nacional.
Ese encuentro dejará
ronchas en el sector de Leonel y de Miguel, los socios de las corbatas azules.
Es posible, casi seguro, que Leonel procure una reunión de Medina con Miguel Vargas para
que no se interprete que Danilo está reconociendo al sector de Hipólito como el
verdadero PRD, algo que es cierto.
El encuentro puede
darse o no, pero lo cierto es que Miguel
cada vez tiene menos valor político. Se ha despreciado demasiado. Su poder de
convocatoria está reducido al mínimo. Solo hay que ver las fotos de quienes les
acompañan en las reuniones y los actos que realiza. La historia de la mayoría
de los dirigentes del “nuevo PRD” de Miguel es conocida por la opinión pública.
Danilo, como dice
doña Milagros Ortiz Bosch, es un político sagaz. Yo creo igual. Sabe que la luna de miel con
el pueblo no le durará mucho, que la gobernabilidad se puede ver afectada
seriamente en los próximos meses. Y que Leonel, lejos de ser una solución, es
un problema cada vez más serio por su tozuda campaña proselitista de cara al
lejano 2016. Y porque tanto él como su gente, están cada vez más
desacreditados. Además Leonel no quiere un año sabático. Ni dos. Es un necio.
Hay que ponerse los
zapatos del otro. El dilema de Danilo con Leonel y su gente es muy serio, tanto
que aún no hace público los decretos poniendo en retiro a una buena parte del
generalato de Leonel, ni algunos ministros que ya tienen 12 años chupando sin
contemplación las tetas del Estado.
Pero la práctica
cotidiana lo obligará a tomar acciones
en beneficio del país aunque tenga que romper con Leonel y su grupo. Y
para eso necesita un partido de oposición fuerte, con un líder sensato con
vasta experiencia de Estado como Hipólito Mejía.
De todos modos, hay
mucha conjetura en mis juicios. Dejemos que sea el tiempo que hable. De todos
modos Hipólito y el grupo que lo acompañó al Palacio Nacional debe continuar
trabajando para arrancarle el PRD de las manos al PLD y al gobierno al precio
que sea. (Camarón que se duerme termina en un coctel)
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