¡Y NO PASA NADA!
Este país, si es que se
puede llamar país, hace tiempo perdió,
no sólo la capacidad de asombro, sino el sentido ético y moral. A nadie parece
importarle el fango en que nos han sumergido. Es tanta la basura acumulada en
la administración del Estado, que nos hemos acostumbrado a vivir con el hedor
que nos entra por el olfato y se aposenta en nuestro espíritu como si fuera su
residencia permanente.
¡Qué bajo hemos caído
como pueblo!
Aquí nada importa. Nadie reacciona, nadie se inmuta. Todo nos resbala, nada nos afectara. Aquí “na es
ná”.
Por ejemplo, hace unos
días la nefasta presidenta de la Cámara de Cuentas (¿o de cuentos?) dijo que,
“con los recursos que se distraen a
través de las distintas instancias del Estado, se podrían hacer dos República
Dominicana”.