Por JUAN T H
La mayoría de las declaraciones juradas de bienes son una farsa;
quién dice tener uno, tiene tres o cinco; el que no tiene nada, dice que tiene
mucho. Hace el cálculo en función de lo que tiene programado robarse durante el
tiempo que estará en el cargo.
Las declaraciones juradas sirven, sin embargo, para ver el nivel
de corrupción y de complicidad que existe en nuestro país, de cómo determinados personajes pasan de la pobreza,
a la riqueza, desde su condición, primero de dirigentes políticos, luego de
funcionarios, sin que nadie le pregunte
cómo lo hizo, cómo multiplicó los panes y los peces.
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