Por
JUAN T H
Joaquín
Balaguer solía decirle al presidente Hipólito Mejía que las tierra de Bahía de
las Águilas eran propiedad de los indígenas. Y de nadie más. Y que, como fueron
aniquilados por el paso de los españoles y el tiempo, quedaron como patrimonio
del Estado. Y de nadie más.
De
repente el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, después de 12
años, descubre que Bahía de las Águilas es la panacea para el desarrollo de la
Zona Sur, la más abandonada y
pobre, históricamente.







