Por Bonaparte
Gautreaux Piñeyro
Para que haya elecciones libres, transparentes y
creíbles en el 2016, se necesitará un gran acuerdo nacional que involucre a
todas las fuerzas del país, comenzando con las Fuerzas Armadas, las iglesias,
los partidos, las agrupaciones civiles, los gremios de profesionales, las
asociaciones de amas de casas, deportivas, de padres y alumnos de las escuelas.
Las “no deliberantes” Fuerzas Armadas son el motor
político que se mueve con más intensidad todos los días y, especialmente,
antes y durante el período electoral.
La tradición nacional, y la de otros países donde hay
un grave déficit de mujeres y hombres serios como el nuestro, ha sido el mando
directo de la guardia o por testaferros políticos de cuyo maridaje
resultan ampliamente beneficiados, ambos sectores, por la comisión y
permisividad con que practican las malas mañas de la corrupción.
Nada mejor que la careta de la democracia y un rostro
de buena gente que, como la gatita de María Ramos, tira la piedra y esconde la
mano.
Si la guardia se inclina, y lo hace constantemente, en
favor de un partido, de un candidato, resulta cuesta arriba, aunque no
imposible, que un candidato de la oposición obtenga el triunfo electoral o le
sea reconocido.
La amenaza de la fuerza contra las instituciones, el
principio de ejecución que implica la presencia de militares uniformados como
si fueran para la guerra, es un elemento disuasivo que muestra el rostro real
de hombres de uniforme que sirven como soldados de ocupación, cuando se les
tocan sus intereses políticos y económicos.
Las iglesias católica y cristianas, tienen un
importantísimo papel que jugar reclamando equilibrio de la autoridad electoral,
judicial y del Poder Ejecutivo, haciendo sentir su peso mediante prédicas,
discursos, posiciones públicas en favor de la transparencia y el respeto a los
derechos humanos.
Las agrupaciones civiles, los gremios de
profesionales, las asociaciones de amas de casas, deportivas, de padres y
alumnos de las escuelas, en fin, toda la sociedad, deben involucrarse en
la campaña electoral, a fin de que impedir que se repita el abuso del
poder de las armas, la corrupción y el despliegue de maldad del 2012.
Es cuestión de comenzar a preparar el terreno para que
las elecciones de mayo del 2016 arrojen el resultado real de los votos emitidos.
Es ahora cuando hay que comenzar a preocuparse, puesto
que la Junta
Central Electoral dice que inició los trabajos de preparación
de las elecciones del 2016. La JCE
tiene gente con excremento a mano para echárselo a las elecciones
venideras en el momento preciso.
Comencemos a crear las condiciones para cambiar la
composición humana de la JCE ,
EL Tribunal Electoral y los demás Tribunales Superiores, para que haya
elecciones libres, democráticas y transparentes.
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