Habrá que olvidarse de las siglas y la franquicia del PRD. El
tiempo dirá si vale la pena recuperarlas. La decisión de formar una coalición
de partidos, frentes de masas y asociaciones
profesionales, etc., es una decisión política acertada.
Nadie tiene dudas de que el PLD no permitirá, dado el control de
los poderes públicos, en especial del Tribunal Superior Electoral, que el PRD
pase a sus legítimos dueños. Mantendrá al decano de los partidos en menos de
los traidores que encabeza Miguel Vargas, por aquello de que, “divides y
vencerás”, no importa el precio. Si tiene que darle otros 15 millones de
dólares a Miguel se los dará, si es que no lo ha hecho. (Barato me lo hayo)
Las encuestas dicen que los traidores del PRD tienen menos de un
diez por ciento; el resto corresponde al verdadero y genuino PRD que encabezan
Hipólito Mejía, Luis Abinader, Andrés Bautista, Milagros Ortiz Bosch, Hugo
Tolentino, Geanilda Vásquez, César Cedeño,
Esquea Guerrero, entre muchos otros. Ese sector puede potencializarse
rápidamente en términos populares formando estructuras sólidas en todo el
país, para hacer oposición no solo con denuncias y propuestas, sino con
la gente luchando por sus reivindicaciones más sentidas.
Hipólito como candidato presidencial y Luis de vicepresidente,
respaldado por la mayoría del PRD
obtuvieron, pese a la traición de Miguel, del uso de los recursos del Estado
(más de 50 mil millones de pesos), del fraude, y del papel claramente parcializado de la Junta
Central Electoral, un 47 % de los votos. ¡Que nadie olvide ese dato! ¡Un 47 %
con la prensa, la iglesia, las Fuerzas Armadas, la Policía, el Ministerio
Público, Miguel, Leonel, Danilo, el PLD,
etc., en contra!
Una coalición de las principales organizaciones políticas y
sociales del país, encabezada por esa mayoría, tiene todas las de ganar las
elecciones del 2016 si hace lo que tiene que hacer, logrando la presidencia de
la República, el Congreso y las alcaldías,
para luego convocar a una Constituyente que produzca el marco legal para
transformar el país.
La Convergencia por un mejor País, será una realidad próximamente
en todas las provincias y municipios,
distritos, parajes, barrios, escuelas,
universidades, iglesias, etc., hasta
convertirse en la fuerza opositora que podrá desplazar al gobierno del PLD del poder.
La Convergencia escogerá como candidatos, a los mejores hombres y
mujeres en cada demarcación. No puede haber sectarismos, ni mezquindades. Las
agendas individuales que tanto daño le hacen al PRD tendrán que posponerse en
algunos casos. Es un deber patriótico expulsar del poder al PLD. Y eso solo se
logra con la unidad del pueblo. Y el pueblo no es sólo el PRD Mayoritario.
Los diputados, alcaldes y regidores actuales del PRD que desean
reelegirse deben saber que solo podrán lograrlo si aparecen en la boleta de la
Convergencia, pues de lo contrario perderán, pues Miguel continuará
disminuyendo. No es inteligente poner en manos de Miguel ninguna carrera
política, ni un liderazgo bien ganado.
Me temo que el PRD de Miguel, Leonel y Danilo no alcance ni
siquiera un 5 % de los votos aunque le
inyecten la mitad del presupuesto nacional.
El PRD de Miguel, Leonel y Danilo puede hasta perder su personería
jurídica ante la JCE. Es por eso que la Convergencia es el instrumento ideal
para canalizar, en un ambiente democrático, no dictatorial, las aspiraciones a
cargos congresuales y municipales.
Apostar a la Convergencia, que apostar a la unidad y al triunfo,
es lo que debe hacer todo buen dominicano, todo buen perredeísta. Lo contrario
es fortalecer al enemigo y apoyar a los traidores, que, como dice el pueblo,
“no pagan ni con la muerte”.
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