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SÚMESE AL UNO MAS UNO


Por: Bonaparte Gautreaux Piñeyro


El uno es el número más importante porque con él se logra todo lo que nos puede beneficiar.

En materia electoral, por ejemplo, el uno es tan importante que si se suman todos los sufragios y uno de los candidatos obtiene un voto más, gana las elecciones.

Caminaba hacia la redacción de Noti Tiempo, de Radio Comercial, cuyo noticiero y programación de comentarios eran entonces un real toque de queda y me detengo al ver que se acerca don José Brea Peña, propietario de la emisora, quien luego del saludo cordial introduce su mano derecha en el bolsillo del pantalón, saca algo y cae un centavo, redondo, brillante, sonoro, aquel magnate de la prensa y del comercio se bajó a recoger el chele.


Extrañado ante la acción de don José le digo: don Joe ?y usted se baja a recoger un chele? Y con la paciencia de un filósofo oriental don José Brea Peña, millonario varias veces, me respondió  con una pícara sonrisa de sabiduría: Gautreaux, sin un centavo no hay un millón de pesos. ¡Y de eso él sabía!

Mi amigo Oscar José, el Ciudadano del Mundo, bromea con la siguiente frase: los papúas sólo saben contar uno, dos y mucho.

Sabia forma de contar si recordamos la enseñanza de don José Brea Peña.

¿Por qué razón refiero  estas dos excelentes demostraciones de la importancia del uno a la hora de contar? Porque la sabiduría popular sentenció, hace mucho tiempo, que “grano a grano se llena la gallina el buche”

La vocinglería radial, escrita y televisada del gobierno, intentando ocultar el sol con un dedo, se atreve a minimizar la excelente demostración de repudio al gobierno, y a sus políticas, ofrecida ayer por el pueblo explotado y abusado.

La convocatoria no fue para actos de masas. La convocatoria fue a una protesta que incluía vestir algo negro, en señal de luto, y se logró. Mucha gente, Oscar José que no participa en marchas ni en protestas ante edificios, vistió un pantalón, una camisa, una blusa negra y algunas mujeres usaron un cintillo negro en la cabeza.

Parece que la vocinglería y el gobierno estaban preparados para masacrar al pueblo del cual esperaban protestas encendidas e incendiarias y no fue así. No se les dieron los planes.

Aquella vez, el pueblo respondió a la convocatoria de huelga quedándose en sus casas. Sólo las calles vacías, los negocios y las escuelas cerrados. A los tres días había caído el gobierno.

Que sólo una persona por pueblo, ciudad, campo protestara el martes, es una demostración del descontento contra los abusos del gobierno. Y ahora es cuando falta.

Súmese a la protesta pacífica, sólo lo necesitamos a usted.

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