POBRE
POLICIA
De Juan TH
“Policía
mata otro”, dice la prensa fríamente.
El “otro”
es hijo de un campesino,
Tal vez
de un obrero.
Poco
importa.
No tiene
nombre ni apellido.
Por eso
es “otro”.
Uno más
del montón,
“Policía
mata estudiante”, dice el titular del periódico.
El
estudiante viene de un pueblo lejano y triste,
donde el
sol quema la esperanza al caer la tarde.
Es hijo de un campesino.
Tal vez
de un obrero.
Poco
importa.
No tiene
nombre ni apellido
Por eso
es “un estudiante”,
Un
estudiante pobre,
de una
universidad de pobres,
donde
hacia surcos el porvenir asesinado.
“Policía
mata tres en intercambio de disparos”, publicaron los diarios.
Nadie
preguntó sus nombres ni sus apellidos.
No
tenían.
Las
fichas policiales determinaron su muerte.
La
noticia ya no es noticia
Sucede
todos los días.
Pan
nuestro del llanto y el dolor.
Intercambios
de disparos.
Pena de
muerte de códigos extrajudiciales.
A nadie
le importa mientras sean pobres de barrios pobres
los que
mueran.
Limpieza
social, dijo un cura en su sermón.
Cada jefe
policial tiene un cementerio tatuado en su pecho.
Las
medallas en el uniforme no mienten.
Se las
ganan matando pobres en barrios pobres.
El poder
luego le regala un trofeo en el salón de la muerte.
Pero, que
nadie se equivoque,
no es la
Policía que mata pobres en barrios pobres
El
Policía dispara un arma que otro controla.
El
Policía es un sicario del poder.
Instrumento
de un sistema de horror y muerte.
El
Policía que dispara es tan pobre como el pobre que mata.
El
Policía mata para defender fortunas de gente que no conoce.
Sicario
del poder.
Al
Policía le enseñan que “el civil no es gente”.
El civil
pobre, el que anda descalzo, el que muere de hambre,
el que
llora cuando ve la muerte temprana,
el que
busca trozos de su vida,
el que
huye de su propia miseria.
Un
Policía es un pobre que mata otro pobre.
Se mata a
sí mismo con el arma que mata a otro.
Pobre
Policía que matando se mata.
Pobre
Policía, sicario del poder.
Pobre
Policía…
Se cree
Dios porque puede matar.
Pobre
Policía…
Pobre
diablo…
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