Llevo varias semanas escribiendo acerca del mismo tema: las anomalías, entendiéndose como el gran fraude, ocurridas en las elecciones pasadas, de las que los únicos beneficiarios son el Presidente Danilo Medina, que obtuvo “su” congreso, y el PLD que seguirá repartiendo corrupción e impunidad por lo menos hasta el 2020.
El Palacio Nacional de la República Dominicana constituye una joya arquitectónica admirada por numerosos especialistas en arte no sólo por su elaborado interior que constituyen varios salones, entre ellos el de las Cariátides o de los Espejos, o el de Embajadores –inspirado en el Palacio Real de Milán y creado a gusto por su arquitecto y constructor italiano Guido de Alessandro, de 1944 a 1947, por órdenes del entonces dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina–, sino también por su estilo único y singular en la frontera del Caribe imperial.
Entre la amplitud de los detalles eclécticos de su interior y exterior, al cumplir en agosto próximo 69 años de inaugurado, llama la atención las columnas en el frontispicio o vestíbulo de la entrada principal, adornado con las escalinatas imperiales al estilo romano, en cuyo diseño se refleja la presencia innata del genio veneciano de la arquitectura Andrea Palladio (1508-1580), quien inspiró en todo el mundo europeo y en el preludio de la revolución de independencia de Estados Unidos el amor por las columnas hace más de 500 años.
Entre la amplitud de los detalles eclécticos de su interior y exterior, al cumplir en agosto próximo 69 años de inaugurado, llama la atención las columnas en el frontispicio o vestíbulo de la entrada principal, adornado con las escalinatas imperiales al estilo romano, en cuyo diseño se refleja la presencia innata del genio veneciano de la arquitectura Andrea Palladio (1508-1580), quien inspiró en todo el mundo europeo y en el preludio de la revolución de independencia de Estados Unidos el amor por las columnas hace más de 500 años.
